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78 MA!\"l'AL DE HISTORIA FRAl\"CISCAl\"A una apología contundente del ideal franciscano contra los de fuera. Este importante documento viene a ser una recopilación y un coronamiento de todo el programa de San Buenaventura. El Papa toma del santo doctor la doctrina. la argumentación y hasta hs mismas expresiones. El punto más importante es la distinción entre el uso de derecho y el uso de hecho; este último es el único permitido y ha de ser pobre, o sea moderado. Esta teoría de[ uso pobre darú lugar en la época siguiente a violentas e inter– minables discusiones. El pontífice prohibe. bajo las penas más graves, hablar y escribir en contra de la Regla de los frailes me– nores o de su profesión. A completar esta decretal vino en 1283 la institución de los síndicos apostólicos o procuradores seglares. que administraban las limosnas pecuniarias en nombre de la Santa Sede y a beneficio de los religiosos, hacían por sí mismos los contratos prohihidns a f,stos y las reclamaciones judiciales contr::iria:' a h Hegla. LA POLÉMICA E:\ TOR:\O ,\ LOS PRI\ILEGIOS 11279-1:3]2). Al transmitir a sus súbditos la Exiít qui seminal. Bonagracia les recomendaba que evitasen toda ocasión de pleitos con el clero secular. Recordaba la máxima de San Buenaventura de que la paz con los clérigos depende en gran parte <le la prudencia de los religiosos y del exacto cumplimiento de la Regla. En esta tercera fase de la lucha los ataques se dirigen soh– rntnte contra los privilegios, lo mismo que en la primera. \ contra la acción exterior de los frailes. El ata!JUe proviene. :-oln e· todo, del episcopado francés. El Papa Martín IV 11281-12851 no perdía ocasión de frnorc– cer a los franciscanos, predilección excesiva que fué perjudicial. A las reclamaciones de Guillermo de :!Vli'icon. enemigo número uno de los mendicantes. respondió con la famosa bula Ad jructus uberes. llamada a levantar enorme polvareda por los exorbitantes priYi– legios que contenía. En virtud de ella los mendicrmtcs pnd6 :1