BCCCAP000000000000000000000208
CAP. IV.-DE SAN FRANCISCO A SAN BUENAVENTURA... 71 me con la preponderancia que se venía dando a la primera. Su norma de gobierno era el ejemplo propio. Propúsose corno fin volver al fervor primitivo y a las anti– guas tradiciones. Para unificar mejor el espíritu de la Orden me– diante la compenetración de las provincias entre sí dispuso que los capítulos generales se celebrasen alternativamente en Italia y al otro lado de los Alpes. Para él la mejor interpretación de la Regla era el Testamento de San Francisco y se mostraba enemigo de los privilegios pontificios. En la lucha con los enemigos de fuera prefería que se impusiese el ejemplo y la mansedumbre de los frailes menores. Visitó a pie todas las provincias, despertan– ,Jc, en todas partes la adhesión firme a la Regla y al Testamento. En 1254, el capítulo general de Metz renunció totalmente al breve Quanto studiosius y suspendió la aplicación de la bula Ordinem t'estrwn en todo aquello en que se separaba de la Quo elongati. Era un paso atrás de la Orden entera ante el peligro de infideli– dad a su propia vocación. Pero había una minoría recalcitrante que consideraba este modo de proceder como perjudicial a la prosperidad de la Orden, y ya que no había modo de proceder directamente contra el general, por la veneración universal de que era objeto, sacaron partido del único lado vulnerable que ofrecía: su simpatía por las ideas joa– quinitas, condenadas hacía poco por Alejandro IV. Obtuvieron del Papa que le invitase por las buenas a presentar la dimisión. Juan de Parma reunió al punto el capítulo, que íué presidido en Roma por Alejandro IV en persona. Formuló con sencillez su renuncia, pero los capitulares se negaron a aceptarla. Por fin, en vista de que seguía inquebrantable en su decisión, le rogaron que él mismo señalara su sucesor, y designó entonces a Buenaventura de Bagnorea, joven de treinta y seis años. Juan de Parma se retiró al eremitorio de Greccio.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz