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68 .MAl\CAL DE HISTORIA FRANCISCANA parse en la administración de las fundaciones, urgir j udicialmen– te el cumplimiento de los legados testamentario5, etc. La bula Qua elongati resultaba ya insuficiente. Para responder a estas nuevas exigencias y para aquietar la conciencia de los frailes publicó Inocencio IV la bula Ordinem vestrwn ( Vt noviembre 124,5 l, segunda declaración pontificia de la Regla. Por ella se permite el recurso a los amigos espirituales, no sólo para las neresidades urgentes, sino aun para las cosas meramente útiles o cómodas. Se declara, además, que todos los bienes de la Orden. muebles e inmuebles, mientras no se los reser– ven los bienhechores. son propiedad de la Santa Sede. y. en con– secuencia, se instituye el cargo de procurador o representante del Papa (del mismo modo que el ((nuncimJ representa a los bienhe– chores l. En la bula se hacen otras declaraciones dirigidas a dar mayor eficacia a la vida apostólica y a los estudios. Se declara, finalmente, la exenrión absoluta de los conventos e iglesias. A completar esta bula vino dos años más larde el breve Quan– to studiosius 119 agosto 12"1,íi, que facultaba a los provinciales para nombrar u sustituir por sí mismos los ((procuradores)> u uhombres de confianZfü). Equivalía a dejar de hecho en manos de los frailes toda la administración. Y muchos de ellos se pregun– tarían si todo esto no pasaba de ser un ardid para burlar la Regla con un renunciamiento ilusorio. Consecuencia necesaria de las restricciones puestas a la re– cepción de hermanos legos fué la aparición de los criados segla– res en los conventos. Ya en las constituciones de 1239 parece foé instituído el car– go de procurador en la Corte Romana, denominado también vica– rius ministri generalis in Curia, cargo necesario, sin duda, pero decisivo también para el avance de la Orden por el camino de los privilegios. Prueba del aprecio de que gozaban los frailes menores en la sociedad de entonces es la clase de los llamados jratres palatini, blanco de las diatribas de los celantes y pesadilla de los supe– riores amantes de la disciplina. Vivían en las casas de los prela-