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CAP. IV.-DE SAN FRANCISCO A SAN 13l.:ENAVENTURA... 67 -·-- .~•·-·····-~------------------- EL IMPULSO DE AYMÓN DE fAVERSHAM ! 124,0-124,4.\. A este insigne general pertenecen gran parte de los méritos que suelen atribuirse a San Buenaventura en la evolución de la Orden. Había sido el alma del capítulo de 1239. Genuino repre– sentante del partido de los letrados y entusiasta admirador de los dominicos. provoca en su generalato un notable viraje hacia la organización de esta Orden. Corno los hijos de Santo Domingo. prefiere los conventos grandes en las ciudades importantes, da la mayor importancia a los estudios, descarta a los legos del cargo de superiores y restringe su admisión en la Orden. En la aproxi– mación de las dos Ordenes hermanas se va en esta época tal vez más lejos de lo que los santos fundadores habían pretendido; hubo quien no veía entre ellas otra diferencia que el color del hábito. (O:'iSECt.:ENCL\S DE LA EVOLCCIÓN. La Orden se había constituido en la primera potencia religio– sa dentro de la Iglesia. Todo cedía ante su influencia, y cuando alguien intentaba oponerse, allí estaban los Papas prontos a salir en defensa de los frailes menores. sl!s benjamines. Pero esta mis– ma conciencia de la personalidad propia lanzó a la Orden hacia un alejamiento acelerado del programa primitivo, y no tardó en producir,-e. primero. la protesta dolorida e impotente de los res– tos de la primera fraternidad de Rivo Torto, y luego, el descon– tento general. Abandonando los ,, lugares o primitivos. fuera de poblado. se construyen com:entos amplios en el interior de hs ciudades, con lo que crece la enemiga del clero secular. En materia de pobreza se advierte cierta tendencia a crear medios estables de vida. sobre todo en los conventos destinados al estudio. El nuevo género ele vida ha,.:e intervenir a les re!i2:iosos en los contratos y preocu-

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