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MANl:AL DE IIISTORIA FRANCISCA:\A cipio el Oficio Divino consistía en rezar cierto número de Padre– nuestros por cada hora canónica, con la jaculatoria Adoramus te, Christe, hic et ad omnes ecclesias... 1 Cel. L 4.51. La oración mental :':'olía hacerse en común a ciertas horas, pero había mucha libertad para desparramarse por los lugares vecinos y aun para recluirse en la ladera del Subasio. San Francisco respetaba la inspiración y el temperamento de cada uno. Para dar forma a esta esponta– neidad escribió el santo la interesantísima instrucción titulada De religiosa lwbitatione in eremo. Al entrar en la fraternidad, los frailes no daban de mano a su antigua profesión. sino que la convertían en medio de ejer– citar su apostolado y de procurar el sustento. Se les permitía tener los instrumentos propios del oficio, podían colocarse como criados domésticos, ayudar a los agricultores en las faenas del campo. etc., pero nunca recibían dinero por sus servicios. Su ocu– pación preferida, con todo, era el cuidado de los leprosos o ((her– manos cristianosn; las leproserías les servían muchas veces de albergue. Conocidas son las escenas, relatadas en Celano y en las Florecillas, que se refieren a esta obra de caridad, que tanta importancia tuvo en el origen de la vocación personal de Fran– cisco. La predicación ejercida por los frailes no era la teológica, sino la llamada predicación de ((penintencia)), es decir, una exhor– tación al mejoramiento de la vida cristiana. 2.º ÜRGANIZACIÓ."1.-Hasta 1217 no puede hablarse de organi– zac10n alguna jerárquica. Aun en la Regla 1221 parece reflejarse esta ausencia de jerarquía: ,,Los frailes no tengan entre sí auto– ridad ni dominación alguna, sino que deben servirse y obedecerse mutuamente por espíritu de caridad.)) Toda la organización se con– centraba en la persona de Francisco, quien más que superior era el padre y modelo de todos. No existía aún el noviciado; la entra– da en la fraternidad se hacía mediante la vestición del hábito y el cordón; la prueba de la vocación evangélica era la renuncia total a todos los bienes y el servicio de los leprosos. El método educa– tivo lo describe San Buenaventura en estos términos: c<Noche y

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