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CAP. II.-FUNDACIÓN Y PRIMEROS PASOS 53 Francisco al encontrarse en Asís con un edificio de piedra, cons– truído para los frailes por el municipio, y en Bolonia, con el con.– vento espacioso levantado con fines de estudio. Hugolino apo– yaba estas innovaciones, pero dejaba a Francisco volver por los fueros de Dama Pobreza. e) E11 la 8encillez y humildad de la Orden. El cardenaL con la vista fija en la reforma de la Iglesia. hubiera querido desde un principio ver a los hijos de Francisco ocupando puestos des– tacados en la jerarquía; pero en este punto no pudo vencer la resistencia del santo; sus frailes habían de seguir siendo siem– pre los ((menores)) en la Casa de Dios. A esto obedecía también la aversión del fundador a toda clase de privilegios y recomenda– ciones que los acreditaran frente a los obispos y el clero. d) En el cultiro de los estudios. En el mismo Francisco hu– biera deseado ver Hugolino mayor prestigio cultural; pero, sobre todo, quería que el gran número de hombres cultos que iban en– trando en la fraternidad hallasen modo de aprovechar sus talen– tos; por esto alentaba a los que deseaban organizar casas de estu– dio. A su tiempo veremos la actitud de Francisco en este par– ticular. e) En las austeridades. Hugolino se movía en este punto den– tro de la concepción monástica anterior; lo veremos, sobre todo, al hablar de la segunda Orden; San Francisco, por el contrario, estaba animado de una gran libertad de espíritu, que hallaba sus raíces en el Evangelio. Este innegable contraste entre los dos grandes amigos se echa de ver claramente al comparar el Testamento con la bula Qua elongati. GÉNERO DE VIDA DE LA FRATERNIDAD HASTA 1219. l.º ÜCUPACIONES.-Eran éstas. principalmente, la orac1on, d trabajo manual, el cuidado de los leprosos y la predicación. Vida de suma sencillez y espontaneidad, sin disciplina claus– tral ni reglamentación meticulosa. Como no había libros, al prin-

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