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CAP. I\'.-HESURGIMIENTO. LA REGLA DE LEÓN XIII 473 similares se tenían al año siguiente en Novara y en Paray-le-Mo– nial, y cada año se fueron repitiendo con éxito creciente, hasta que llegó el Congreso Internacional Franciscano de 1900, presidido por el cardenal Vives e integrado por unos 17.000 terciarios de todo el mundo. En 1914, tuvo especial resonancia el Congreso Nacional celebrado en Madrid. En 1921, fecha conmemorativa del séptimo centenario de la fundación de la Orden tercera, además de la serie de Congresos regionales y nacionales que pusieron en conmoción a todo el mundo cristiano. reunióse el Segundo Congreso Inter– nacional en Roma. Benedicto XV había inaugurado las celebracio– nes centenarias el 6 de enero de aquel año con su encíclica Sacra propediem, en que exhortaha a los pastores de almas a velar por que las hermandades terciarias ya existentes prosperaran cada día más y fueran creadas allí donde no existían. El resultado foé un nuevo incremento en el número de terciarios y en la protección que el episcopado dispensó a la Orden tercera, secur1dando las in– elpÍvocas directivas de la Sanla Sede. Los Erandes Congresos volvieron a repetir:-c en 1926. con oca– siún del centenario de la muerte de San Francisco, conmemorado asimismo por Pío XI con la encíclica Rite e.~piatis. que termina– ha reiterando a los obispos la recomendación de fomentar con to– das sus fuerzas la Orden tercera entre sus :ficle:a. Posteriormente cesaron las asambleas solemnes v fueron sus– tituíclas por reuniones nacionales más prácticas y eficientes, en que tomaban parte solamente los delegados Pío XI [ añadió también su augusta palabra al coro de elogios y recomen– daciones de sus predecesores en la audiencia concedida a 4,.000 representantes de las hermandades dependientes de las cuatro ra– mas franciscanas el 20 de noviembre de 1945 y el 15 de agosto de 1952 al conmemorar el cincuentenario de su alistamiento en la Orden tercera. La prueba más elocuente de la colaboración hallada en gran– des sectores del clero son las hermandades de sacerdotes creadas en todas las naciones. La más importante es la c(Pía Fratellanzan, fundada en 1900 por el cardenal Vives en Roma, hermandad que cuenta en sus filas a ilustres prelados de todas las nacionalida-