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CAP. III.-LA ORDEN TERCERA, MODA ARISTOC:Ra(TICA 469 Ruo LA OPRESIÓN REGALISTA y EL LAICISMO LIBERAL. En la segunda mitad del siglo XVIII comienza la grande prueba moderna· de la Orden tercera. El primer golpe vino del cesarismo austríaco. Un decreto de María Teresa prohibía en 1776 la recep– ción de nuevos miembros; José II fué más adelante, suprimiendo la Orden tercera en todas s,Js formas por un edicto de 23 de sep– tiembre de 1732. Al josefismo regalista siguió el sectarismo radi– cal de la Revolución francesa; la Constitución Civil del Clero de 1790 declaraba suprimidas en Francia todas las asociaciones reli– giosas y con ellas las Ordenes terceras. nacionaliu,ndo sus bienes. Algunos terciarios pagaron con las cárceles y b muerte su fideli– dad a la Iglesia y a su profesión franciscana. Napoleón publicó en 1810 un nuevo decreto de supresión de todas las organizaciones ter– ciarias, prohibiendo sus reuniones como peligrosas a b sociedad y descendiendo hasta hacer retirar un manualito porque contenía la Regla de la tercera Orden. En EsJlaña la supresión de las Orde– nes relig:iosas y la desamortización dejaron de:,amparndas legal y socialmente las hermandades; con todo, la mayoría de ellas siguie. ron viviendo, y muchas con vida próspera. hajo la dirección. ya del clero secular, ya de los religiosos exclaustrados. de tal forma que al reaparecer los conventos de observantes y capuchinos pudieron reorganizarse y cobrar nueva vida. 1\lg·o parecido sucedió en Italia a medida que se extendía la supresión de los religiosos. Las herman– dades terciarias. desposeídas de su personalidad jurídica ante el Estado, sobrevivieron como sociedades privada;:. acomodándose al nuevo estado de cosas.
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