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456 MANUAL DE HISTORIA FRANCISCANA vestidos no fuesen del todo blancos o negros, quizá para que no se confundiesen con los miembros de la ((Milicia de Cristoi>. re– cién fundada; es notable el artículo sobre el uso de las armas por los casos que exceptúa y que ponen de manifiesto la inten– ción de Gregorio IX de utilizar este gran movimiento franciscano, tan adicto a la Santa Sede, frente a los Hohenstaufen. De hecho, Federico II hubo de palpar la formidable fuerza del mundo fran– ciscano; los terciarios fueron el alma de la reacción antiimperial en la Italia meridional y de la segunda Liga lombarda en el Norte. Las prescripciones más importantes de esta Regla se refieren al gobierno de las hermandades: el obispo es el superior ordina– rio y a él solo corresponde nombrar al sacerdote visitador. Los terciarios, lo mismo que las clarisas, preferían depender directamente de los frailes; pero los superiores de la primera Orden no se avenían a ello. Juan de Parma obtuvo de Inocen– cio IV que las Ordenes terceras pasasen de nuevo bajo la direc– ción de los frailes; este general, como Juan Paren ti y todos los representantes de la tendencia de los celantes, era partidario de la unión estrecha entre las tres familias franciscanas; en cambio, San Buenaventura, hombre de la comunidad, fué enemigo acérri– mo de la dirección de la Orden tercera y escribió un opúsculo en que aducía nada menos que doce razones para fundamentar su posición; alegaba, sobre todo, que la Orden perdería su libertad de acción y se vería envuelta en incesantes conflictos con el clero secular y con las autoridades civiles por causa de los privilegios y exenciones de los terciarios. LA REGLA DEFINITIVA DE Nicod.s IV (1289). Parece que paulatinamente las distintas fraternidades fueron adquiriendo entre sí una unión más estrecha; en tiempo de San Buenaventura estaban ya organizadas en provincias, gobernadas por ministros provinciales; y aún sabemos que en Italia septen– trional celebraban capítulos generales. Uno de éstos fué el de Bolonia de 1289, que publicó la Regla

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