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CAP. 1.-0RIGE'\ DE LA TERCERA ORDE'\ 455 difuntos de la fraternidad y a aplicarles ciertos sufragios; están obligados a hacer el testamento dentro de los tres meses que si– guen a b profesión; a fin de evitar las discordias. los pleitos se resolverán dentro de la fraternidad; los ministros de cada loca– lidad han de denunciar al visitador las foltas públicas de los her– manos, para proceder a su corrección o expulsión, si fuere nece– sario; todos se confesarán una vez al mes con algún sacerdote. Son de particular interés las precauciones exigidas para la admi– swn de los candidatos: pago previo de deudas y diezmos atrasa– dos, reconciliación con los prójimos, un año de prueba, tras el cual harán la profesión de guardar la Regla por toda la vida, acto que constará en escritura pública, teniendo entendido que no les será lícito salir de la fraternidad sino para tomar vida religio– sa; exclusión de todo infamado de herejía; la mujer no podrá ser recibida sin consentimiento del marido. El Memorial termina imponiendo al visitador y a los minis– tros la obligación de pedir al ministro o custodio de los frailes menores un religioso para aconsejar y regir la fraternidad ... , ita quod semper consilio /ratrum minorum regatur isla /raternitas, quae a beato Francisco habuit /undamentum. Por b misma ra– zón, la reunión mensual se tendrá en una iglesia de los frailes menores. Todo esto es adición posterior, independiente del resto de la Regla, pero anterior a 1234,. Quizá es obra del general fray Juan Parenti. La Regla de 1221 había puesto a los terciarios bajo la depen– dencia de los obispos; el suplemento de 1228 los coloca bajo la dirección de los frailes, régimen que sabemos subsistió bajo el mencionado ministro general. Al advenimiento de fray Elías (1232) volvióse a la separación ele la tercera y primera Orden, y el 21 de noviembre de 123~1. Gregorio IX encargaba a los obispos que nombraran por su propia cuenta los visitadores. Parece cierto que en esta fecha se promulgó una nuera redacción de la Regla. obra del mismo Papa y de fray Elías. Constaba de veinte capítulos, dis– puestos con más orden que en la anterior. No introducía ningún cambio fundamental, pero se diferenciaba de ella en algunos pun– tos: omitía la obligación de pagar los diezmos, prescribía que los

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