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4,52 MAl'íL'AL DE HISTORIA FRANCISCANA institución franciscana ya desde 1209. San Francisco no habría tenido intención de fundar una Orden religiosa, sino sólo de agru– par en su derredor una hermandad de <(penitentes)), hombres y mu– jeres, del tipo de los que ya abundaban en la Iglesia. La división tripartita vino mús tarde, bajo la acción de los factores externos y de cierto sector de aquella fraternidad indivisa, contra la volun– tad de Francisco y en ausencia de éste. en ,,frailes menores,J, ((da– mas pobres', y , hermanos de penitencia,>; estos últimos perpetua– rían el calificativo general de la colectividad primitiva. No es ne– cesario detenerse a rebatir esta apriorística teoría, que no puede menos de parecer ridícula a quien haya leído con atención las fuentes franciscanas; queda desautorizada con lo dicho sobre el ongen de la primera y segunda Orden. FL'NDACIÓN La tercera Orden de Penitencia no es una institución entera– mente nueva en la Iglesia. Había precedentes, por ejemplo, en 1 a ((tercera Ordern) de los premonstratenses, cuyos miembros vivían en el mundo practicando ciertas observancias del claustro, y sobre todo en los humillados, con cuya Orden tercera guarda afinidades manifiestas la de San Francisco. El movimiento penitencial fran– ciscano despertado en torno a la primera y segunda Orden res– pondía plenamente a las exigencias de la época. y des<le este punto de vista no es una creación absolutamente original: pero si pros– peró más que otros movimientos análogos fué debido únicamente al espíritu que le infundió el seráfico fundador. Como fecha de la fundación suele señalarse el año 1221; y, efectivamente, en ese año el cardenal Hugolino dió a la fraterni– dad de penitencia su organización definitiva y la institución ca– nónica, asegurándole la protección oficial de la Iglesia. Pero la fraternidad existía yrr para entonces y puede decirse que se inició, aunque no con lazos de carácter social, desde los comienzos de la predicación pública de San Francisco. El entusiasmo por el ideal evangélico cundía por Umbría y por toda Italia, y nos dice Celano que el santo iba dando a to-

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