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CAP. 1.-\ OCACIÓ:\' DE SA:\ FRA:\C:ISC:O Y DE S L ORDE:\ ,!') chJ a la vida activa, y aun había habido institutos eminentemente misioneros en la época de la evangelización de Europa; pero ninguna Orden se había puesto en contacto con el pueblo para participar de sus intereses y sentir sus dolores y alegrías. Y esto lo hace el francisL:a11isrno. sin abandonar la vida contemplativa, sino haciéndola aún más vigorosa. San Francisco enseña. además. a los drnrgensesn y al pueblo artesano a santificar la misma actividad febril en que se agitan. la vida de familia. llevando con la Orden tercera la perfección evangélica al medio de los poblados. Es cierto que. al impulso de estas aspiraciones de la época. habían precedido ya a la Orden franciscana ciertas instituciones de nuevo tipo, más o menos contagiadas de las sectas heréticas. Tales fueron, principalmente, los humillados y los pobres católicos. Los humillados de Lombardía fueron en su origen ( 1178! un:1 asociación piadosa de gentes de humilde condición que, sin hacer voto alguno y sin vínculos de vida común, se asociaban en el tra– hajo diario. También se dieron a predicar, por lo que fueron excomulgados en 1184. Inocencia III, con aquel tacto que poseía para aprovechar en bien de la Iglesia todos los elementos utili– zables, los reconcilió y les dió una Ilegla en 1201. Entonces se dividieron en tres grupos: uno compuesto de hombres y mujere~ que JJermanecían en sus casas; otro cuyos miembros, hombres , mujeres, vivían en un edificio común, separados entre sí, sin dejar <le ser laicos; finalmente. el grupo de los clérigos y laicos que llevaban vida común y constituían una verdadera Orden re– ligiosa. Las agrupaciones de humillados se parecían mucho a lo que de,:pués fueron las heguinas en Flandes. Los pobres católicos formaban dos grupos, fund:idos el uno en Cataluña por Durando de Huesca 11208) y el otro en. Lom– bardía por Bernardo Primo 11210). Durando de Huesca había sido valdense; convertido en 1207 por Santo Domingo, determinó consagrarse por entero a combatir la herejía por medio de la ciencia y de la pobreza evangélica. La nueva fraternidad fué aprobada por Inocencio III en 1208. Su ideal de pobreza es muy parecido al de San Francisco: renunciar a toda propiedad, no