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CAP. Xll.--A<:T!VllHD CIEXTÍF!CA í ARTÍSTICA ~J.:23 es largo el catálogo de los que escribieron ohrn:o notables o mere– cieron bien de h sociedad con sus adelantos prácticos. Astróno– mos y matemáticos fueron en el siglo xn Alejand_ro de Bolonia y Querubín de Udine: y más tarde Teófilo de Verona I t 16381. Autonio Schyrl de Reit I t 1660). José María de Cento ( t 16821. Bernardo de Suhbiano í t 1708). Manuel de Viviers ( t 1738) y 1\Ielitón de Perpignan ( t 1755), los dos últimos miembros de la Academia de Ciencias de Toulouse y de la de París y autores de importantes publicaciones. De ciencias físicas escribieron Valeria– na Magni, Francisco María de París ( t 1714,l. inventor del prim,,r fotómetro, Querubín de Orleans ( t 1697). que lo es del telescopio binóculo y de varios otros aparatos que se conservan en el Museo de Historia Natural de Florencia, Fidel de Terranova ( t 1810) y Ludovico de Olivadi ( t 1833). Dejaron nombre de naturalistas no– tables Gregorio de Reggio Emilia ( t 1614.l. Fortunato de Rovi– go ( t 1701) y Petronio de Verona ( t 17441, autores estos dos de una valiosa obra de botánica en nueve volúmenes. Los trabajos escriturísticos, ya mencionados, y particularmente la exigencia pas– toral en los países de misión, han hecho florecer en gran escala el ramo de la filología. Como hebraístas merecen mencionarse Re– nato de Módena ( t 1628), Juan de Burdeos ( t 1646), Serafín de Ruan ( t 1631), Benito de París ( t 1689) y, sobre todo, Luis de Poix con sus colaboradores de la Academia Clementina. El Pa– dre José du Tremblay, mirando por el progreso de las misiones del Levante, planeó la fundación de una tipografía políglota en el Líbano con el fin de publicar libros en árabe, persa, turco, siríaco y copto; tuvo ya preparadas las matrices de los diferentes carac– teres y el personal adiestrado, pero el proyecto cayó por tierra al aparecer en 1627 la Políglota Vaticana por iniciativa de la Con• gregación de Propaganda Fíele, que venía a resolver aquella nece– sidad. A fines del siglo XVIII la Academia Clementina de París preparó la publicación de un gran diccionario en cinco lenguas: armenio literario, armenio vulgar, latín, francés e italiano, obra principalmente del veterano misionero Gabriel de Villefor; la Re– volución francesa impidió su aparición cuando ya no faltaba sino hacer la tirada. Los misioneros ele la provincia de París fueron
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