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CAP. XII.-ACTIYIDAD CIENTÍFICA Y ARTÍSTICA ill5 nc10 de la ::\forra 1 -¡- 1613). Francisco de Corigliano ( "f 1625) y Teodoro de Bérgamo í ·i· 16371; pero sin resultados positivos. Entre tanto no faltaban eclécticos, como Juan de l;dine ("f 164,9L que se esforzaban por armonizar el tomismo con los sistemas bonaventu– riano y escotista. Las constituciones de Barberini, no reconocidas por la Orden, daban opción para comentar a San Buenaventura o a Santo Tomás. La primera ordenación general en este sentido la hallamos en 174,7 y tiene como fin prevenir a los lectores contra las nuevas corrien– tes teológicas: han de fundamentarse ,, en la sana doctrina de San Buenaventura, Santo Tomás, Scoto y Padres de la Iglesia),. San Buenaventura fué. por consiguiente. el doctor preferido, el inspirador ele la actividad intelectual de la Orden; pero los teólogos capuchinos l'IO se creyeron nunca comprometidos en sis– tema alguno; los hubo escotistas, tomistas. lulianos, etc.. como los hubo eclécticos y conciliadores. ORGANIZACIÓN DE LOS ESTCDIOS. Hasta el siglo XVIII no se llegó a una organización uniforme y general. Dos impulsos importantes hacia un mayor progreso se– ñalan el decreto capitular de 1733, promulgado por el general Bue– naventura de Ferrara, y la reforma general de los estudios decre– tada en 1757 por el P. Esteban de Ziegenhals y ratificada por el Papa Benedicto XIV. En cada provincia se destinaban dos o más conventos a casas de estudio; la formación de cada uno de los cursos, con su lector respectivo, pertenecía al capítulo provincial; el cargo de lector duraba siete años. es decir, los tres de filosofía y los cuatro de teología, ya que al formarse un nuevo grupo de estudiantes se le asignaba su lector respectivo. que debía explicar todas las mate– rias sucesivamente. El lectorado era en el siglo XVII de libre cola– ción; pero con el tiempo fué adoptándose el uso de otras Ordenes religiosas de proveerse por concurso, sistcnn que nunca cuajó ple– namente entre los capuchinos. Tampoco tuvo. hasta época muy tardía, el estímulo trivial de exenciones y privilegios.

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