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CAPITULO XII ACTIVIDAD CIENTIFICA Y ARTISTICA LA REFORMA CAPUCHINA Y EL ESTUDIO. Lo mismo que había sucedido en los orígenes de la Observan– cia, en los primeros años de la Orden capuchina se observa una marcada prevención contra los estudios. Aparece palpable en las constituciones de Albacina. Mateo de Bascio carecía de formación científica y poco le aventajaba Ludovico de Fossornbrone, y corno en los planes de éste no entraba el ministerio apostólico, no podía persuadirse de la utilidad de los estudios. Pero la vocación apostólica de la Orden se imponía, y al in– gresar en ella en los años siguientes teólogos de primer orden, no es de extrañar que aquella prevención fuese desvaneciéndose y que en las constituciones de 1536 se decretase la erección de c(satltos y devotos estudios;) para poder predicar dignamente; pero en las exhortaciones que seguían a esta determinación se echaba de ver aún el recelo de que por los estudios se perdiera la vida interior. Al pasar a la reforma capuchina en 1535 el sabio escriturista y polemista flamenco Francisco Titelmans de Hasselt, que dejaba publicadas diecisiete obras y otras muchas inéditas, no pudo acabar con él Bernardino de Asti que aceptase la dirección de un ((estudio generaln en Milán; hecho capuchino y perfecto guardador de la Regla, no quería saber nada de libros y cátedras. Muchos otros pensaban como él. La caída de Ochino, atribuída por los frailes

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