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CAP. XL-LAS l'IIISIO:\'ES 391 de los valles de los Alpes. J\fas tarde el predic,Hlor apostólico J eró– nimo de ;'\arni dió calor al proyecto de los carmelitas ante Grego– rio XV. Y una vez entrada en acción b nueva Congregación, los capuchinos fueron los primeros en ponerse a sus órdenes; San Fidel de Sigmaringa sería su primer mártir; en Francia el P. J osP du Tremblay la representaría ante el rey y sus ministros; el Cole– gio Urbano de Propaganda se fundaría en 1627 gracias al esfuer– zo y a la generosidad del cardenal Antonio Barberini. Y, lo que es más significativo, el mayor contingente de misioneros que en el siglo XVII trabajaban bajo la Propaganda lo dió la Orden capu– china; así lo hizo constar la misma Congregación en la sesión de 13 de junio de 1635. La Propaganda aprobaba todos los misioneros presentados por los superiores, confiriéndoles la misión canónica. Desde 1633 todo lo relativo a las misiones de la Orden corría por cuenta del pro– curador general, enlace 'obligado entre la Congregación y las pro– vincias misioneras. Cada misión era gobernada directamente por un prefecto, que solía ser el mismo ministro provincial cuando la misión estaba confiada a nna sola provincia, como sucedía de ordi– nario; en estos casos el provincial nombraba un riceprefecto que trabajaba en el campo de apostolado; cuando los misioneros eran de diferentes procedencias la Congregación nombraba un prefecto especial. Las misiones de A.frica y Asia, surtidas con personal de varias provincias italianas, tenían sus prefectos en el mismo terri– torio: por el contrario, las de Francia estuvieron gobernadas en un principio por el P. Tremblay, que ejercía la prefectura asocia– do al P. Leonardo de París; desde 16-1,7 este cargo estuvo desem– peñado por los provinciales; la Congregación, sin embargo, nunca lo confiaba al oficio sino a la persona, renovando el nombramien– to cada vez que sucedía un nuevo provincial. Las misiones de los capuchinos españoles fueron perfilando paulatinamente una j uris– prudencia propia, que participaba del sistema de la Propaganda y ·de la tradición del Consejo de Indias; las primeras, fundadas por decreto de la Congregación, estaban presididas por un prefecto nombrado por ella misma; pero después, invocando la llamada hula Omnímoda de Adriano VL los misioneros elegían por sí

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