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CAP. X.~APOSTOLADO ENTRE LOS FIELES 00- .:,0::, facultades cuncedidas. · Esla actitud del capítulo general disgustó grandemente a un sector de la Orden y más aún a los amigos de los capuchinos; eran, en efecto, muchos los personajes ilustres que confiaban a un capuchino la dirección de su conciencia, sobre todo en Francia y Es1rníía. Clemente VIII quiso suavizar la prohibición, pero las constituciones de 1608 la mantuvieron invariable. Las fa. cultades solamente se concedían con ocasión del capítulo general y habían de ser renovadas en cada capítulo. Sólo algunos prínci– pes y nobles obtuvieron, por breves particulares de los Papas. el privilegio de que sus confesores tuvieran licencias perpetuas. En el capítulo de 1618 los capuchinos franceses intentaron acabar con la prohibición, al menos p:ua sus provincias; interpuso su media– ción el rey Luis XIII por medio de su emhajndor en Roma; pero nada se consiguió. Huho de hacerse luego una excepción con la provincia de Suiza y con algunos conyentos del Tiro! por las circunstancias especia– les de la labor allí realizad3. En Yista de las continuas peticiones llegadas a Roma de obispos y fieles, y por presión de la Congre– gación de Propaganda Fide, se fué aflojando también con varias proYincias francesas y alemanas y con la de Bélgica; pero el ca– pítulo de 1632 mantuvo en pie la prohibición generaL no obstante las inEtancias renovadas de Luis XIII; · en el mismo rigor persis– tieron las cunstituciunes de 1638 y 16~1.3. Eran. con todo. muchas las polilaciones que obtenían dispensa, recurriendo a la Santa Sede. corno lo hizo la villa de Los Arcos, en i\lavarra. el aíio -164,5. En l (135 lruísosc dar un paso adelante; los superiores generales acudieron al Papa con el Jin de dar una mayor amplitud a la in– terpretación de las constituciones en este punto; pero el riguro– so l11océncio X[ no sólo se negó a condescender. sino que mostró su disgusto por el abuso que sc hahía hecho de las concesiones pontificias y ordenó la desaparición de los confesonarios en lc)(los los conventos donde no existían cincuenta aííos antes; y se man– tuvo inflexible. Pero sus sucesores Alejandro YUI e Inocencio XII opinaron de distinta manera; Clemente :Xl volvió otra vez al ri– gor, reservándose personalmente la concesión en casos excepc10-
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