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CAPITULO X APOSTOLADO ENTRE LOS FIELES PREDICACIÓ:-. La predicación de la época del Renacimiento había degenerado, sobre todo en Italia, en una oratoria vacía y estéril, unas veces alambicada de sutilezas dialécticas, otras profanada con alegacio– nes clasicistas ele sabor pagano. Por eso cuando aparecieron los capuchinos predicando sencillamente el Evangelio, clamando por la reforma de las costumbres y corroborando ellos mismos con su vida y porte exterior la sinceridad de sus enseñanzns, el pueblo se fué tras ellos: y como contaban con predicadores de distinción y seria formación teológica. las clases cultas participaron pronto del entusiasmo popular. El capuchino sería durante más de un siglo el predicador ideal. El ministerio apostólico no se confería con facilidad; las cons– tituciones exigían en el predicador estudio profundo y probado espíritu de oración; el número de predicadores debía ser reducido. para poner a salvo la selección. El examen de los mismos se re– servaba en un JJrincipio al general; en 1596 se delegó esta facul– tad a los provinciales con sus definitorios, pero la concesión del título siguió reservada al general. La predicación capuchina, preferentemente evangélica. va di– rigida más a mover el corazón que a ilustrar la inteligencia; está animada de una santa libertad y de sincera convicción; el orador