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CAP. IX.-LA ESPIRITUALIDAD FRANCISCANA... 371 ----------- -~----------- torales. Más tarde veremos la actit1:d de la Orden respecto de esta herejía en el terreno dogmático. La producción espiritual disminuye progresivamente en la se– gunda mitad del siglo XVIII hasta reducirse al mínimo en el ~i– glo XIX. Con el resurgimiento de la Orden vuelven a multiplicarse las obras ascéticas, siempre con un carácter predominantemente pastoral. En esta espiritualidad práctica debe hacerse nuevamente mérito de la labor llevada a caho por los capuchinos en favor de la comunión frecuente, antes y después de la renovación eucarís– tica instaurada por Pío X. El P. Crisóstomo de Lyón ( t 139.5) abogó por ella en varios congresos católicos; el P. Adolfo de Bouzillé ( t 1902) promovió la comunión semanal de los hombres; ' el P. Juan de Guernica ( t 19.50) fundó la archicofradía de los Jueves Eucarísticos, tan extendida hoy por España y América, y escribió varias obras de piedad eucarística. Los más destacados autores de obras espirituales de la época moderna son: Antonino de Castellamare ( t 1939), Jacinto de Peña– cerrada ( t 1873), el cardenal José Calasanz Vives y Tutó ( t 1914.), Ambrosio de Valencina (-¡- 1914,), Juan de Guernica, Ludovico de Besse ( t 1910), Exuperio de Prats-de-lVIollo ( t 1917L René de Nantes (t 1921), Cesario de Tours lt 1922), Adolfo de Dender– windeke ( t 1925), Sinforiano de Mons ( t 1924,), Bonifacio de Ma– guncia ( t 1887), Benito de Calcar / t 1896) y Procopio de Brai– low ( t 189.5).