BCCCAP000000000000000000000208
368 MANUAL DE HISTORIA FRANCISCANA nito de Canfield ( t 1610). Su obra más importante es la Regla de perfección, escrita en francés y publicada por primera vez en inglés hacia el año 1600. Tuvo cuatro ediciones en inglés, vein– tiuna en francés, trece en latín, cuatro en italiano, cuatro en fla– menco, cinco en alemán, dos en español y una en árabe. Fué enorme la influencia de esta obra, no sólo entre los capuchinos, sino aun entre las personas espirituales más conocidas del siglo XVII. Se ha designado a esta escuela espiritual por el principio fun– damental que la informa: la voluntad de Dios, considerada como el compendio de las tres etapas de la vida interior. El secreto de todo progreso en la perfección está en C<aplicar nuestra intención a la voluntad de DiosJJ; a esto se reducen todos los demás ejerci– cios; es el método más breve y meritorio. Esa voluntad de Dios, según el modo y el grado en que nosotros la conocemos, se divide en exterior, que es la voluntad de Dios conocida por la ley y la razón; interior, o sea la misma voluntad divina conocida de un modo experimental activo-pasivo, mediante inspiraciones, ilumina– ciones y elevaciones, y esencial, cuando se la conoce pasivamente, con una visión inmediata y continua; se la llama así porque la percibe el alma como identificada con la misma esencia divina. Según la terminología tomada de la escuela alemana, particular– mente de Harphius, corresponde la voluntad exterior a la vía actfra, la interior a la vía contemplativa y la esencial a la vía supereminente. La Regla de perfección, combatida ya a raíz de su aparición, fué puesta en el Indice de la Inquisición española en 1667 y en el del Santo Oficio en 1689, por el abuso que de ella hacían los quietistas. Benito de Canfield tuvo muchos discípulos en Francia· y Bél– gica; algunos de ellos dejaron escritos notables, entre los que destaca El palacio del amor divino, de Lorenzo de París. En el siglo XVII llevan la palma las provincias francesas; en el XVIII vuelven a predominar los escritores italianos, siempre orien– tados hacia la práctica. Escritas en general por hombres entrega– dos de lleno al apostolado entre los fieles, las obras de los capu– chinos llevan como sello distintivo el empeño por presentar la vida
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz