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CAP. IX.-LA ESPIRITUALIDAD FRANCISCANA... 365 la institución de la fiesta del Nombre de María, decretada por lnocencio XII en 1682 en agradecimiento por el triunfo obtenido contra los turcos. Otra de las devociones marianas propagadas por los capuchinos es la de Nuestra Señora de las Tres Avemarías, que debe su origen al P. Juan Bta. de Chémery ( + 1918). Siguiendo la tradición franciscana, la Orden ha considerado en todo tiempo como honroso cometido el extender la devoción a San José entre d pueblo, sobre todo desde que León XIII le concedió en 1893 el derecho exclusivo de bendecir e imponer el escapulario del santo patriarca. LA PR,\CTICA DE LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES.-La pnmera prescripción sobre los ejercicios espirituales propiamente dichos se dió en el capítulo general de 1650 en esta forma: «Exhortamos a todos a que una vez al año practiquen por diez días los ejerci– cios espirituales y hagan la confesión general de sus pecados. n Esta exhortación fué convirtiéndose en verdadera obligación me– diante ulteriores ordenaciones generales, particularmente a partir de 1685. En un principio cada religioso los hacía individualmente, pero en 1,33 se determinó que cada comunidad los hiciera colec– tivmnente y desde 1.61 se imponía la designación de un director de ejercicios. El método era fundamentalmente el de San Ignacio de Loyola, con las modificaciones introducidas por las tendencias ele la época y lÚ espiritualidad de la Orden. Se halla expuesto en la guía de ejercicios más antigua que se conoce, publicada en 1,05 por el futuro general Miguel Angel de Ragusa, inspirado en varios auto– res jesuítas que él mismo recomendaba: máxima soledad interna y externa, intervención inmediata del director cuando es posible tenerlo, penitencías extraordinarias, examen de conciencia dos veces al día con miras a la confesión general, cuatro meditaciones diarias, que han de versar los cuatro primeros días acerca del peca– do y de los novísimos !primera semana ignaciana), los cuatro si– guientes acerca de la vida y pasión de Jesucristo I segunda y ter– cera semana), los dos últimos acerca del amor de Dios, de la euca– ristía y de la voluntad divina \cuarta semana). Anteriormente ha-