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CAPITCLO VIII CONSTITUCION INTERNA Al igual que en las otras ramas de la familia franciscana, las comunidades capuchinas se componían en los primeros siglos de legos, clérigos o coristas, estudiantes, simples sacerdotes y sacer– dotes predicadores. El número de hermanos legos en el siglo XVI igualaba al de sacerdotes, proporción desmesurada que daba a la vida de los conventos un matiz menos clerical y no dejó de crear serios problemas; en el siglo XVII el número de hermanos sólo representaba la mitad del de sacerdotes. Bajo el nombre de clé– rigos o coristas se designaba a los candidatos al sacerdocio que ingresaban con cierta cultura, suficiente al menos para tomar parte en el rezo del oficio divino. Hecha la profesión no eran colocados en seguida al estudio, sino que permanecían por dos o más años en conventos especiales, llamados seminarios. Los que, previo un examen sobre su conducta y aptitudes, eran juzgados idóneos, eran promovidos en el capítulo provincial al rango de estudiantes, es decir, designados para cursar los estudios filosóficos y teológi– cos, fuesen o no sacerdotes. El nivel cultural exigido por las cons-. tituciones a los candidatos al sacerdocio no sobrepasaba el que entonces necesitaba el clero secular. En· un principio era frecuente ordenarlos luego de terminado el año del noviciado, pero a par– tir de 1608 se requerían ocho años de vida religiosa. Estos simples sacerdotes, excluidos de los estudios superiores bien por haber in-
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