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34,6 l\IA:'/CAL DE HISTORIA FHA:'iCISCA:'iA lo mismo. los religiosos más fervorosos. capitaneados pur dicho P. Esteban, sentían aversión hacia el régimen nacional y suspiraban por la abrogación de la lnter grariores, abrogación c¡ue pudo pur fin lograrse en 1885 a petición del mismo comisario apostólico, P. Joaquín de Llevaneras, que pasó a ser provincial de la única provincia constituída en esa misma fecha. En Francia, la restauración postnapoleónica hubo de hacerse esperar mucho más que en Italia y España. La primera en reorga– nizarse fué la provincia de Saboya en 1817; paulatinamente fue– ron apareciendo algunas comunidades en Provenza; en 1837 se abría el noviciado de Lyón, y, por fin, en 1844, quedaba erigida la única provincia de Francia, que en 1870 era desmembrada en tres: la de Lyón, la de París y la de Toulouse. Pero en 1880 so– brevino la ley de supresión de las Ordenes religiosas y los capu– chinos tuvieron que expatriarse para poder seguir la vida regu– lar; no tardaron, sin embargo. en recobrar sus conventos. El convento de Velp, recobrado en 1814., fué la base para la restauración de la Orden capuchina en Holanda y Bélgica; la nue– va provincia quedó constituída en 1857 y en 1882 quedó dividida en dos, una en Holanda y otra en Bélgica. En el Imperio austríaco tardó en rehacerse la vida regular bajo el absolutismo, por no haber habido mutación política; pero, en cambio, la reacción liberal vino a favorecer a las Ordenes re– ligiosas, sobre todo a partir del Concordato de 1855. La provin– cia de Baviera quedaba restaurada para 1836; por el contrario, la de \Vestfalia era disuelta en 1834, por un decreto de Federico Guillermo III, y así permaneció hasta 184,8, en que se promulgó en Prusia la libertad religiosa; en 1860 era erigida la nueva pro– vincia renano-westfálica. Las dos provincias de Alemania tuvieron que padecer notablemente bajo el Kulturkamp/ (1871-1875!. En Suiza sólo tuvieron que experimentar las consecuencias de los cam– bios políticos los conventos situados en el Ticino. Los capuchinos de Polonia sufrieron primeramente la persecución religiosa rusa de 1830-1831, y en 1864., la supresión total. Entre tanto, la provincia de Irlanda se recobraba de las quiebras de la persecución y entraba en nueva vida bajo el gobierno del célebre P. Teobaldo Mathew;
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