BCCCAP000000000000000000000208
34,2 MA:\"IJAL DE HISTORIA FHA:\"CISCANA De tales ingerencias civiles, mutaciones políticas y supresio– nes violentas resultó, como se deja entender. grandemente modifi– cado el mapa de las provincias: unas desaparecen, otras se divi– den. otras modifican sus confines. Todo es inestabilidad y angus– tia sobre el porvenir. A la inestabilidad se une el desconcierto en el régimen, la desaparición de la vida común y el incumplimiento de muchos puntos de la Regla y de las constituciones por incorn– patihilid_ad con las circunstancias. El P. Pablo de Colindres había querido buscar el remedio en la erección de casas de retiro en cada provincia, sistema descono– cido hasta entonces en la reforma capuchinq. El primer paso se dió en la provincia de Reggio en 1763; siguió después la de Géno– va; hubo intentos en otras provincias. pero no tuvieron éxito por la oposición que hallaba el celeso general. Más afortunado fué en España durante la visita realizada en 1764.-65; dejó fundados conventos de estrecha observancia en Sanlúcar ( prov. de Andalu– cía), Monóvar (Valencia), Toro (Castilla) y Borja (Aragón). con el apoyo del rey. En 1792 se fundaría otro en Lerín, provincia de Navarra. Pero cuando el general trató de obtener la aprobación pontificia, por medio de un breve, el definitorio general opúsose resueltamente, alegando que esto cedería en detrimento de la dis– ciplina y de la autoridad de los superiores, fomentaría la singula– ridad y sería causa de escándalo entre los seglares, quienes saca– rían la conclusión de que la Orden estaba relajada al tener nece– sidad de tales refugios de observancia, siendo así que en ninguna parte se echaban en falta. La aprobación pontificia se obtuvo. con todo, en 1770. Tampoco al general Erhardo de Radkersburg le convencía ,,1 optimismo del definitorio general y de los superiores provinciales; en una circular de 1775 pintaba con negras tintas la palpable 'deca– dencia del espíritu religioso en las comunidades y denunciaba el mal sin paliativos; en otra de 1782 veía a ula madre Religión pri– vada de su hermosura, enferma y casi próxima a la muerte)). En consecuencia, recorrió incansables las provincias y fundó nuevas casas de retiro. Este sistema, sin e1i1bargo, no agradaba a los ele• mentos responsables de la Orden; todavía en 1805 el definitorio
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz