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CAPITULO IV GENERO DE VIDA DE LOS PRIMEROS CAPUCHINOS l. LA pENERACIÓN DE BERXARDINO DE AsTI. El esfuerzo de la primera generac10n, iniciado por Mateo de Bascio y llevado a perfección por Bernardino de Astí, se dirige principalmente a inculcar los ideales más heroicos de San Fran– cisco y de sus primeros compañeros, bebidos ávidamente en los escritos del grupo de fray León, junto con el amor al retiro y a la austeridad, matiz de que la Orden es deudora en parte a Ludovico de F ossombrone. En esta primera generación no hallamos santos canonizados. Tampoco los hallamos en los orígenes de las demás reformas fran– ciscanas. Algo que podría formularse como cierta conciencia co– lectiva de rebelión daba a esta vida heroica un tono de estriden– cia, de agresividad, de resquemores de partido, y aun cierto carác– ter de anarquía. Clima, en fin, no del todo propicio para las grandes figuras de santidad. Las pláticas espirituales de aquellos primeros capuchinos so– lían versar casi siempre sobre la Regla; la llevaban consigo en la manga del hábito y la rodeaban de tal veneración, que el que– brantarla les parecía un sacrilegio. Era también sagrado para ellos el Testamento de San Francisco, que consideraban como <,la más clara y la más bella glosa)) de b Regla. En los fervores inciales había un marcado afán de llevar el espíritu de la Regla hasta el

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