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C\P. Il!.~SEGU:\DA ETAPA DE LA EVOLUCIÓN 319 per¡ueiía comunidad de capuchinos en París con religiosos de b Ohseryancia. Despu{,s de muchas negociaciones consiguieron el reconocimiento del vicario general y, en consecuencia. el capítulo general de 15í3 acordó enviarles un refuerzo de capuchinos ita– lianos .. mientras en Roma se trahajaha por obtener la reyocación de la prohibición existente. Por fin el 6 de mayo de 1SíA, Gregorio Xf II expedía el hreYe derogatorio. dando libertad a los capuchinos para extenderse pnr cualquier parte del mundo. El crédito adquirido en Francia por los fuó tmi que huen número de las primeras yocncioncs se rccbtnron entre la nohleza; el crecimiento fu{, rnpidísinrn. dehidu en parte a la gran afluencia de ohsen·antes. Para 16] g eran ya ocho las provincias y muy premio los francesc~ fornw– rían m1m6ricamente la cuarta parte de la Orden, (;olocándose en el primer plano de la vida religiosa de Francia por su múltiple actividad apostólica, por su labor contra la herejía y por su m– fluencia en la vida pública. En Bélgica penetraron los capuchinos, procedentes de la pro– vincia de París, en 15(35, gracias al fav~or que les dispensó Ale– jandro Farnese. De los noviciados de Francia procedían asimismo los primeros capuchinos llegados a Inglaterra en 1599 y a Irland,1 en 1616, en plan de misioneros. En España fué más azarosa que en Francia la expansión, a causa de la prevención existente en la corte. Al negarse el capítulo general de l.56í a aceptar la unión proyectada por los alcantari– nos, algunos de éstos pasaron a Italia para tomar el hábito capu– chino. No eran pocos, por otra parte. los españoles que entraban en los noviciados de las provincias italianas. No es de extrañar, por consiguiente, el empeño de los superiores generales por fundar en España. El primer intento parece haberse hecho en 15í0, aun– que sin resultado. En 1575, a ruegos del manpiés de Santa Cruz, pasaron algunos religiosos con intención de fundar; pero no hubo modo de obtener la autorización de Felipe II y hubieron de yo]– Yerse a Italia. En 15í6 llegaba una petición oficial de la ciudad de Barcelona; accediendo a la invitación, fué enviado fray Arcán-

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