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310 ArANCAL DE HISTORL\ Ffü\NC!SCAé\A católicosn. Se aceptan solamente las declaraciones pontificias de Nicolás III y Clemente V sohre la Regla, junto con la (,santísima vida, doctrina y ejemplos del seráfico Padre»; las constituciones declaran además obligatoria la guarda del Testamento. Al ser ele– gido el vicario general debe presentarse al general de los conven– tuales para recibir de i,l la confirmación. Se prohibe el uso del manto a los que, por debilidad de cuerpo o de espíritu, usan túnica interior, c,porque el usar tres prendas es manifiesta señal de no tener espíritu)). Pueden usarse sandalias con permiso del superior. Se prescribe el uso de la barba ( de ésta, como del capu– cho piramidal, no se hablaba en las constituciones de Albacina). Las casas y los objetos de uso de los frailes quedan en propiedad del bienhechor, al que una vez al año debe presentarse cada guar– dián pidiéndole la cesión para un año más. Las celdas no pasarán de nueve palmos ( unos dos metros) de cada lado y diez de altas; las puertas tendrán siete palmos de aJt¡¡s y dos y medio de anchas; el claustro, seis palmos de ancho. Se prescriben ermitas en la huerta o en el bosque como en las primeras constituciones. Los frailes no confesarán a seglares sin licencia del capítulo o del vicario general. El capítulo general se tendrá cada tres años y el provincial cada año. Se prescriben ualgunos santos y devotos estu– dios,> de gramática y sagradas Letras. Se inculca la vocación 1111- sionera de la Orden. Las intrigas de Ludovico -de Fossombrone no terminaron con su expulsión. Todavía se atrevió a proponer en el capítulo de 1536 que los capuchinos dejasen la predicación y el ministerio activo y se retirasen a eremitorios para dedicarse a la contemplación y al trabajo manual; ptopuso asimismo que pasasen bajo la obe– diencia del general de la Observancia. El capítulo ni siquiera tomó en consideración estas propuestas. Casi simultánea a la expulsión ele fray Luclovico fué la salida de Mateo de Bascio. En vista de que no podía continuar usando el hábito si no se ponía bajo la obediencia del vicario general, como disponía un breve publicado por Paulo III, prefirió volverse a los observantes para continuar su vida libre de apostolado fuera de los conventos. Iniciador ocasional e involuntario de la reforma
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