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CAP. IV.-ACTIVIDAD APOSTÓLICA 281 y animado de auténtica vocación misional fundóse en 1710 el Colegio de Misiones de Asís. con sede en el Sacro Convento, obe– deciendo a una orden cursada en 1707 a todos los institutos misio– neros por la Congregación de Propaganda Fide. Los colegiales. que debían ser al menos diez y debían cursar por dos años apolo– gética y lenguas orientales, eran reclutados de todas las provin– cias. La sede del colegio fué trasladada definitivamente a Roma en 1748 y se le dió el título de San Antonio. Con la invasión na– poleónica fué saqueado y suprimido. restaurado en 1814, y nue– vamente expropiado y dirnelto en 1873 por el Gobierno italiano. El año 1924, señala el punto de arranque del nuevo fervor misional experimentado en todas las provincias. En esa fecha el Papa Pío XI aprobaba la Cruzada Misional Franciscana. destinada a propagar entre los fieles el interés por las misiones y. sobre todo. a asegurar vocaciones abundantes para el apostolado entre infieles. Juntamente renacía el Colegio de Misiones en forma de Escuela Apostólica para las Misiones, que recogía las vocaciones misione– ras, no de sacerdotes profesos como en el siglo XVIII. sino de jovencitos reunidos de toda Italia. El nuevo colegio tuvo su pri– mera sede en Amelia y después en el Sacro Convento de Asís, que muy pronto pudo albergar hasta 130 niños seráficos con vocación misionera. También en otras ciudades. como Roma. Brescia y San Marino, se fueron erigiendo parecidos seminarios de misioneros. La dirección de las misiones dependió hasta 1747 del procu– rador general de la Orden, bajo las órdenes de la Propaganda. En esa fecha se creó por decreto de esta Congregación el cargo de procurador de las misiones y el primero en desempeñarlo fué el insigne Lorenzo Ganganclli, que después sería Papa con el nom– bre de Clemente XIV. Este cargo, de especial importancia entre los de la curia generalicia, ha continuado sin interrupción Insta nuestros días.

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