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CAP. I.-EVOLUCIÓN INTERNA 267 A reforzar este movimiento vino después la supres10n de otra reforma singular: la de los descalzos de Juan Bautista Lucarelli de Pésaro. Este inquieto conventual, educado en su juventud bajo la dirección de Félix Peretti, habíase incorporado a los descalzos españoles de la provincia de San José para realizar su vocación misionera; pasado a Filipinas, había tomado parte en la primera entrada en China y echado después las bases de la custodia de descalzos de Malaca; vuelto a Europa en busca de nuevos opera– rios. propúsose despertar el celo misionero entre sus compatriotas de las tres ramas franciscanas, y a este fin fundó dos florecientes planteles de misioneros. uno en Roma y otro en Génova, bajo el signo de la descalcez, con notable afluencia de conventuales, obser– vantes y capuchinos. Pero el P. Lucarelli se atrajo con ello la oposición de poderosos émulos y toda su obra se fué abajo en virtud de un breve de Sixto V que suprimía los descalzos en Italia y adjudicaba sus casas a los conventuales reformados. El mismo Lucarelli murió como conventual reformado en 1604, en el con– vento de Santa Lucía de Nápoles, reclamando siempre su derecho y el de todo hijo de San Francisco a llevar a término su vocación misionera. En el primer cuarto del siglo XVII los conventuales reforma– dos hubieron de padecer grandes molestias por parte de la comu– nidad y de los capuchinos, ya que daban pie a la indisciplina al admitir candidatos de ambas Ordenes. En bien de la paz fueron por fin suprimidos por Urbano VIII en 1626. Pero lograron sub– sistir legalmente hasta que Clemente IX los extinguió definitiva– mente. La realidad era que con la muerte de Sixto V habían caído por tierra sus amplias ideas sobre el mejoramiento de la Orden; ésta, por otra parte, como reacción contra el favoritismo anterior, había atraído sobre sí la emulación de los extraños. Efecto de ello fué la caída en desgracia del general Francisco Bonfigli ante la Santa Sede por calumnias levantadas contra él, si bien fué reha– bilitado en 1592. Volvió a sentirse la necesidad de la reforma y fué reclamada particularmente en los capítulos de 1593 y 1596. Como nada podía

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