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260 MANUAL DE HISTORIA FRANCISCANA lina; Antonio Panes, autor de la Escala Mística y Estímulo del Amor Divino, obra ésta de muy subida inspiración e ingenua pie– dad, que contiene letrillas como la tan vulgarizada ((Bendita sea tu pureza.>J En la historia literaria portuguesa son figuras de pri– mer orden Agustín de la Cruz (t 1619), comparable a los mejores ingenios del Siglo de Oro; Paulino de la Estrella, que escribió sus insuperables poemas líricos en lengua castellana; Antonio das Chagas, poeta profano en el siglo y después inspirado poeta mís– tico. En el Brasil floreció en época más reciente el eximio Fran– cisco de San Carlos ( t 1829), cuyo poema de la Asunción de la Virgen María es colocado por los críticos brasileños a la altura de los de Milton, Klopstock y Dante. Fuera de la Península Ibé– rica son dignos de citarse el flamenco Livino Brecht ( t 1568) y el irlandés Eugenio O'Douyhee, autor de poemas patrióticos muy inflamados. El influjo franciscano en la pintura y en las artes plásticas continuó ejerciéndose de un modo palpable desde el Renacimiento, ocupando lugar destacado la figura de San Francisco y los temas franciscanos. Ninguno de los santos fundadores fué favorecido con más numerosas y variadas interpretaciones por los más renom– brados pinceles. Llevóse sobre todo las preferencias del Guercino, El Greco, Zurbarán, Ribera, Murillo y Rubens; de este último se conservan hasta cuarenta y siete cuadros que representan a San Francisco. También entre los observantes hubo pintores de nota, como Simón Carnoli y Cosme Spiezza en el siglo XVI, José Rossi, Alberto Küchler y Hugo Linderath en el XIX. Mayor desarrollo adquirió dentro de la Orden el cultivo de la música, que ha contado en todas las naciones con nombres franciscanos de prestigio: en Italia, el insigne compositor y maes– tro de capilla Ludovico Grossi de Viadana ( t 1627), reformador de la música religiosa, sus discípulos Berardo Strozzi, J acobo Ga– nassi, Pablo Cornetti y Gaspar Casati, el milanés Juan Domingo Catenacci ( t c. 1791) y el bergamasco David Moretti ( t 184,2); en Baviera, Crisanto Fischer y Diácono Zaenkel, representantes de la escuela alemana del siglo XVIII; en el Tirol, Pedro Singer (t 1882), que adquirió notable fama en el siglo XIX por sus com-

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