BCCCAP000000000000000000000208

CAP. IX.-MISIONES ENTHE INFIELES :231 meros puestos misionales en los primeros años del siglo XVII. La vida de los misioneros estaba en continuo peligro; en 1680 al– canzó a esta misión la terrible insurrección procedente de Nuevo Méjico y perecieron varios religiosos; posteriormente se sucedie– ron nuevas incursiones de los indios apaches, y en l 78L la de– vastación de los yumas, que costó la vida al benemérito Francis– co Garcés. Después de la supresión de los jesuitas, los franciscanos del colegio de San Fernando les sustituyeron en las florecientes mi– siones de la Baja California; pero en 1773. dejando este campo a los dominicos, avanzaron por la A.Ita California, siendo los colonizadores y evangelizadores de toda la costa californiana, desde San Diego hasta San Francisco. El apóstol de estas regio– nes fué fray Junípero Serra ( ·i· 1784,). santo e intrépido misionero. a quien la actual ciudad de San Francisco honra como a su fun– dador. Todas estas misiones, enclavadas hoy en su mayor parte en los Estados Unidos, subsistieron con vida próspera hasta la eman– cipación mejicana. Retirado entonces el apoyo oficial a los mi– sioneros y ausentados éstos de las reducciones, bien por falta de nuevos operarios, bien por las arbitrariedades de los gobiernos liberales, la ruina de aquellas cristiandades fué casi completa. To– davía quedaban algunas estaciones misionales al constituirse en 1840 la jerarquía de California con su primer obispo el ·francis– cano fray Francisco García Diego y Moreno ( t 1846). VmnEINATO DE NUEVA GnANADA.-Los límites de este virreinato eran próximamente los actuales de Colombia y Venezuela. Des– pués de las primeras tentativas de 1510 y 1516, lograron por fin penetrar los misioneros entre los indios de Panamá y avanzar luego, tras los conquistadores, hacia el interior del continente. El más famoso misionero de aquellos años fué Juan de San Filiber– to. Fueron fundándose residencias en Cartagena, Pamplona. Vé– lez, Tunja y Bogotá, con muchas doctrinas dependientes. Para fines de siglo habían logrado bautizar más de 200.000 indios, gracias a la afluencia constante de nuevas expediciones llegadas

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz