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216 MANl'AL DE HISTORIA FRANCISCANA en la hoguera el beato Juan Forest. Al ser restaurado el catoli– cismo bajo la reina María, los franciscanos volvieron a estable– cerse en Inglaterra, para padecer de nuevo destierro. cárceles y m.uerte al subir al trono la reina Isabel; fueron muchos los que lograron trabajar ocultamente sosteniendo a los católicos en me– dio de los mayores peligros. En Escocia estalló la persecución de los católicos en 1.559. También aquí fueron los franciscanos el primer blanco del odio de los reformadores. Los ciento cuarenta religiosos que allí tra• bajaban, con gran aceptación del pueblo. tuvieron que salir des– terrados, a excepción de dos o tres que apostataron. También los observantes irlandeses tuvieron que emigrar al continente al verse privados de sus conventos y de sus medios de vida; pero la provincia de Irlanda, aunque muy mermada, no dejó nunca de existir; incesantemente llegaban a la isla nuevos refuerzos de jóvenes religiosos irlandeses formados en los novi– ciados europeos; en su patria compartían la suerte de los cató– licos oprimidos. ejerciendo un apostolado clandestino y muy ex– puesto; más de cien sufrieron el martirio desde 154,0 hasta lí00, entre ellos los ohispos Patricio O'Hely ( t 1578). Cornclio O'Do– vany ( ·j· 1612) y Boccio Egan ( t 1650). Dieciocho de los obispos de la Iglesia perseguida de Irlanda fueron hijos de San Francisco. En Dinamarca fueron suprimidos todos los conventos en 152:J y los religiosos, expulsados por la fuerza y maltratados, hubieron de refugiarse en otras provincias distantes; algunos pasaron al Nuevo :i\iundo como misioneros. La misma suerte corrieron los conventos situados en Suecia y Noruega.
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