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190 MAi'IUAL DE HISTORIA FRANCISCANA Las ruinas acarreadas por la Revolución francesa y por las supresiones del siglo XIX facilitaron grandemente la labor de des– linde y reajuste llevada a cabo con energía y decisión en los tres años que siguieron al decreto de unión de 1897. Toda la Orden quedó entonces distribuída en doce circunscripciones, que agru– paban las provincias en la siguiente forma: l.ª: Italia central, con cuatro ; 2.ª: Italia trional y Cerdeña, con ocho; 3.ª: Italia meridional, con cuatro; ~1,! 1 : Calabria~ Cerdeúa y l\Ialta~ con siete; 3.' 1 : Tierra S3nh1- Bosnia. Albania, Croacia y Tirol, con nueve; 6.ª: Imperio austro– húugaro, con siete; 7.ª: Alemania, Bélgica y Holanda. con sie– te; 8.ª: Inglaterra e Irlanda, con ocho; 9.ª: las pro– vincias españolas de Santiago. Cantabria y Andalucía, y la de Portugal; 10.ª: las de Cartagena, Valencia, Cataluña y Filipinas; 11.ª: América meridional y central, con once provincias; 12.ª: l\iéjico y Estados l 1 nido~. con ocho. Las tres provincias y los dos comisariatos que existían en Es– tados Unidos a del siglo XX deben su origen a los re– ligiosos alemanes emigrados con ocasión del Kulturkamp/ y a los italianos e irlandeses que acudieron a asistir espiritualmente ,1 las colonias de sus propias naciones. El desarrollo numérico tm·o un primer entorpecimiento en los países del Norte por causa de los avances del protestantismo y de las guerras de religión en el siglo XVI. Varias de las provin– cias alemanas desaparecieron totalmente, si bien algunas fueron restauradas en la época de la recuperación católica. Así las dos tan florecientes de Sajonia y la de Turingia. Otras quedaron casi arruinadas, como la de Estrasburgo. que, habiendo contado hasta 1.020 religiosos, se redujo a ocho conventos con poco más de un centenar de moradores. Fueron también destruidas las de Dina– marca. Inglaterra, Escocia e Irlanda. Muy mermadas las de Aus– tria, Bohemia, Germanía Inferior, las cuatro más antiguas de Francia y la nueva de Aquitania. Las provincias situadas en la Europa oriental. además de las perturbaciones ocasionadas por la expansión protestante, tuvie– ron que sufrir las devastaciones de los turcos. Así quedaron

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