BCCCAP000000000000000000000208

CAP. II.-ESTABILIDAD Y DECADENCIA un neral de 1774, dejaron de comparecer los vocales españoles y ame– ncanos; en vista del peligro de una escisión en la Orden, acordóse disolver el capítulo y que el Papa confirmara en su cargo al general. Ya no volvería a reunirse la asamblea general de la Orden en cerca de un siglo. El P. Frosconi, siendo comisario general de la familia cis• inontana, había hablado en una circular de la catástrofe a que estaba abocada la Orden si continuaba subiendo de punto la in– observancia y la relajación. A él le tocaría ser testigo impotente de tales presagios. L1s Ordenes religiosas iban a ser víctimas del odio racionalista y de las intromisiones regalistas, con el apoyo más o menos abierto del episcopado. Aun la Santa Sede veía el fondo de objetividad que había en el clamor general contra el exceso de frailes y se avino a tomar medidas para reducirlo. Pri– mero se había procedido mediante breves pontificios que limitaban el número de novicios que habían de recibirse y suprimían los conventos pequeños. Después las cortes católicas excogitaron el procedimiento de las Comisiones de Rejorma. denominación hipó– crita que tendía a la destrucción de los regulares mediante la nacionalización. La primera en constituirse fué la Commission des Réguliers en Francia, presidida por el arzobispo de Toulouse, Loménie de Brienne, e integrada por prelados y laicos enemigos de las Orde– nes religiosas. Tal arte se dió la comisión, que para lí84, el nú– mero de religiosos había descendido de 26.000 a 6.000. En favor de los franciscanos, sobre todo recoletos y capuchinos, se decla– raron muchos obispos y esto contuvo la acción destructora de la comisión. Propúso~e ésta, además, realizar la unión de conven– tuales y observank5, y lo consiguió tras largo forcejeo, haciendo pasar al conventualismo a las ocho provincias de la Observancia. Clemente XIV, Papa conventual, ratificó esta unión en 1771. y así terminó la historia de los observantes en Francia. Parecidos procedimientos se fueron empleando en las demás naciones, siempre con tendencias cismáticas. En 1769 el príncipe elector de Baviera dió un decreto dirigido a reducir el número de conventos y de religiosos. En 1778 fué más adelante el de

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz