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CAP. !!.-ESTABILIDAD Y DECADENCIA lí9 -----~------------------~---------------- ~--- Se explica que los males <le que ya se lamentaba Luis <le Torres en una circular del año 1700 fueran en aumento. No era el menor de ellos el proceder de ciertos superiores que, para des– entenderse de los súbditos indeseables, los enviaban a otras pro– vincias o los tenían fuera del claustro, en casas de amigos o parien– tes, con la indisciplina y el escándalo que se deja adivinar. Así llegó el capítulo de lí23. en que fué elegido Lorenzo Cozza / lí23-lí26i, de la provincia romana. La causa española comenzaba a declinar, por el hecho de no seguir vinculados a ella los vocales belgas y milaneses. pasados al dominio de Austria. Fruto ele aquel caJiÍtulo fué la bula de reforma de Benedic– to XIII. publicada en lí24,; iha enderezada principalmente contra los privilegios personales. que ataban las manos a los superiores. El general halló gran oposición al tratar de aplicarla y 11or fin hubo de ser aholida por Clemente XII en 17:30, con lo que el mal cobró mayores proporciones. Cozza había sido nombrado cardenal en 1,26. Benedicto XIH miró a la Orden franciscana con particular benevolencia. Quiso se llegase a la unión de las diferentes fami– lias y. ya que esto no pudo lograr. dió normas muy precisas para el próximo capítulo general. exigiendo ante todo c1ue en la distri– bución de los mandos supremos se tuviera en cuenta a todas las naciones y no a una sola, como se venía haciendo. A pesar de ello, el capítulo de lí29. cclehrn<lo en J\Iilán, volvió a elegir ge– neral a un español. J w:m de Soto I lí29-lí36): al morir éste, su– cedióle otro español. Juan Bermejo 1)736-lícJ,O). El nuevo capí– tulo no pudo celebrarse hasta 1740, a causa de la situación política. Túvose en Valladolid. y sus sesione~ fueron una demqstración del espíritu reinante; apenas se trató de otra cosa que de privilegios y precedencias. Era aquello una carrera porfiada en pos de las situaciones de favor, para cuya consecución cada día se inven– taban nuevos títulos: empleos actuales o pasados, servicios pres– tados a la Orden, recompensas exigidas a veces por los príncipes en favor de los religiosos que les eran gratos. Y lo mas tr_istc era que todo esto pasaba a formar parte de la legislación. Benedicto XIV, el gran pontífice del siglo. tan entusiasta de

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