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CAP. I.-;'/UEVAS REFORMAS 175 -----·-------------·--~----------·-----------~ por resolver el problema de las constituciones; fué creado car– denal en 1557. Luis Pozo (1565-15711 vió acrecentarse la Obser– vancia numéricamente con la incorporación, por decreto ponti– ficio, de los amadeítas, clarenos y conventuales españoles. Fran– cisco de Gonzaga (1579-1587), hombre de extraordinarias cuali– dades, elevado al gobierno de la Orden a la edad de 33 años. pro– movió eficazmente la reforma interna. no menos que la vida común y el cultivo de los estudios; trabajó por acabar con abusos que aún quedaban en la aceptación de legados y rentas perpetuas y en la conservación de las posesiones anejas a conventos que pcrtener;ieron a los conventuales. Tuvo que habérselas principal– mente con el gran convento de París. escándalo de la Observancia por su resistencia a renunciar a las fundacione,- y rentas que siem– pre hahía poseído. Es,o y otras medidas tonwdas con los obser– vantes de Francia le mak¡uistaron notablemente los ánimos de éstos. Bajo Francisco Sou;sa de Toledo 11600-16061 estuvo a punto de tomar un giro totalmente nuevo el dcred10 regt:lar interno con la declaración pontificia, obtenida por el general. en virtud de la cual les superiores podrían dispensar dP los preceptos de la Regla y éstos no obligarían hajo pecado, f'Íno que serían mera– mente penales, como en las Reglas de las demás Ordenes. Con ello Clemente VIII vendría a anular la cleciaración de Clemente V sobre la obligatoriedad de la Regla franciscana bajo pecado gra– ve. Pero la nueva declaración no llegó n promulgarse; muy al contrario. los siguientes capítulos generales re1tovaron la deci– :-ión de la Orden de atenerse a las declaraciones elá:-icas. sin admi– tir jamá:, dispensa alguna acerca de la Regla. Pero no debían de faltar en la Observancia sectores favora– bles a tale:- mitigaciones cuando el portugu6s Bernardino de Sena (1625-16:'n I reeabó en 1625 la bula Sacrosanctum. en que nueva– mente t,e inculcaba la guarda ele la Regla conforme a las decrc– tales Exiit y Exivi. dejando sin valor todas hu; demás deebracio– nes, particularmente la de Julio II. La resistencia provenía prin– cipalmente de las provincias de Francia, muy aferradas a suq resabios claustrales, y sobre todo del ya mencionado convento de París. Contra los intentos reformatorios de los superiores gene-

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