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168 IIIANl:AL DE HISTORIA FHANCISC_\:\.\ cesiones pontificias, fué extendiéndose y adquiriendo personalidad cada vez más definida. sobre todo desde que la provincia de San José tomó a su cargo la misión de Filipinas. Un breve de Gregario XIII de 15,8 prohibía al ministro general intervenir en los asuntos internos de esta provincia y daba libertad a los observantes para pasar a los descalzos. Las provincias filiales, lo mismo que las de la Rábida, la Piedad y San Gabriel, siguieron el ejemplo de la de San José; más aún, animadas por el éxito de los descalzos carmelitas y agustinos. llegaron a obtener un vicario general propio y el derecho a celebrar capítulos generales. Por entonces el breve pontificio que otorgaba tales exenciones quedó sin efecto. por el parecer contrario de la mayoría de los descal– zos en su capítulo de 1604,; se contentaron con tener un procu– rador general en Roma y otro en Madrid. En 1621 lograban de Gregorio XV el vicario general casi independiente, asistido de un definitorio, y el derecho a reunirse en capítulo; nada se pudo hacer contra la decisión pontificia. a pesar de haberse movido todos los resortes. Pero Urbano VIJI anuló en 162:J. lo hecho por su antecesor, si bien este mismo Papa en 1642 uniformó todas las provincias de los descalzos dándoles constituciones propias y exi– miéndolas de la guarda de las constituciones comunes ele la Orden; las sustrajo además a la autoridad del comisario general ultramontano. sometiéndolas solamente al ministro general. Cada provincia mantenía en Roma su procurador en la residencia común de San Isidoro. No obstante la primacía ejercich por la provin– cia de San Jos{•. nunca se logró dar unidad a la exuberante gama ele las provincias descalzas. que fueron propagándose por España. Portugal, Indias Occidentales y Orientales e Italia. La notable expansión geográfica y, más que nada, los frutos de santidad y el impulso evangelizador de la descalcez, clcnrne;,;– tran hasta qué punto la concentración eremítica, tentación ele todos los reformadores franciscanos. es en realidad venero ele energías vitales y de acción desbordante. Nueve son en total los santos: San Pedro ele Alcántara ( ·¡- 1562), de cuya penitencia y suavidad de espíritu hizo el más acabado elogio Santa Teresa en su auto– biografía; San Pascual Bailón ( t 15921, dechado de sencillez y ele
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