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CAP. XII.-LOS ESTL:DIOS Y LA CIENCIA 151 --------- ----------------- licularrnente en la de París, y prestó arm1s muy preciosas a las herejías reformistas. desde Wiclef a Lutero. A Ockham se ade– lantó en la filosofía conceptualista Pedro Auriol I t 1322), discí– pulo también de Scoto. pero después adversario tanto del esco– tismo como del tomismo, aunque gran defensor de la doctrina de la Inmaculada Concepción. Por lo demás. el ockhamismo tuvo mm pocos secuaces entre los franciscanos y 11ingu110 digno de mención. El más célebre de los fieles seguidores de Scoto en el siglo XIV fué Francisco de ]Vlev-ronncs í -r 13251: también merecen recor– darse Juan Reading y Pedro de Aquila. Algo más tarde florecieron el insigne escriturista normando ~icolás de Lira (-¡- 13°1,91. autur de las Postillae perpetuae in nni– rersam sacram Scripturam, ) el austero censor de las costumbres de la época. al mismo tiempo que defensor acérrimo del pontifi– cado frente a Ockham, Alvaro Paes (Alvarus Pelagii, ·¡- 1350). Y aquí, como en el resto t1e las actividades de la Orden. la segun– da mitad del siglo xn: marca un doloroso paréntesis. Excepción gloriosa es el fccundísirno escritor catalán FraHcisco Eximenis i i- c. 1412). El siglo xv. rico en impulsos de renovación interna y en obras de apostolado, dejó poco margen para la especulación y para los ocios científicos entre los ohservanles; éstos, por otra parte, no acababan de superar el primer recelo contra los estudios y el des– dén por los grados académicos. Los conventuales, que mantenían un alto prestigio como hombres de ciencia y contaban con ce1~– tros muy acreditados, tampoco producían obras de importancia. Las energías científicas se consumían en gran parte en la defensa de la Inmaculada Concepción de María, logrando triunfos cada día más sonados, como el de la pretendida definición del Con– cilio de Basilea. El más egregio de estos defensores y gran auto– ridad intelectual fué Francisco de la Rovere, elevado al ponti– ficado con el nombre de Sixto IV. Escotista renombrado en toda Italia supo asimilarse las aspiraciones humanistas de la época con todas sus luces y sombras. como ya dejamos indicado. La renovación científica inicióse en España a fines del siglo bajo la iniciativa del cardenal Jirnénez de Cisneros, que. con la
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