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CAPITULO XII LOS ESTUDIOS Y LA CIENCIA A<:T!DlJD DE SAN FRANCISCO. Se ha discutido mucho sobre la actitud del santo fundador con rclaciún al cultivo de la ciencia en su fraternidad. Mientras Sa– hatier. Müller y otros de ideología extraviada lo declaran enemi– go cerrado de la,; letras. el P. Felder trata de probar con gran copia de erudición ({Ue San Francisco fué partiifario de los estu– dios científicos como medio necesario para llevar a cabo la voca– ción apostólica de la Orden. Más exenta de apriorismos nos pare– ce la opinión del P. Gratien y de E. Gilson, que puede resumir.se en las siguientes conclusiones: Aunque no perteneció a la clase de los letrados. San Fran– cisco poseía la suficiente cultura para valorar las actividades inte– lectuales y la:- a:spiraciones de los hombres de estudio. Tuvo gr:rn veneración por los ,, teólogos" y gran aprecio de la ciencia, pero no la contó entre los medios de acción de su Orden. No era misiún de !ns frailes menores sanar las inteligencias, como la de los domi– nicos. sino curar los corazones. ;\1ús aún. recelaba grandemente del afún de saber. por ver en él un peligro para la pobreza. sen– cillez y humildad que debían caracterizar a su institución. Nunca quiso promoverlo, pero a partir de 1219 permitió a sus frailes el estudio únicamente de las ciencias sagradas y a condición de que fuese primariamente medio de santificación. Perdió por fin

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