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122 MANUAL DE HISTORIA FRANCISCANA Alemania a Bertoldo de Ratisbona, el más famoso orador popular germánico de la Edad Media, que vió reunirse en torno suyo hasta 40.000 oyentes, y a sus discípulos Conrado de Sajonia, Luis de Sajonia y otros; Inglaterra a Aymón de Faversham y Rodolfo de la Rose. La mayoría de estos grandes predicadores dejaron colecciones de sermones latinos que se difundieron grandemente. Algunos de ellos escribieron además tratados teóricos de oratoria sagrada. Por otra parte, a fines del siglo XIII y durante el XIV estuvieron muy en boga ciertas obras de carácter enciclopédico tituladas Summa de exemplís, Tabula exemplorum, Dormí secure .. ., que· proporcionaban al predicador común copioso material de temas teológicos y morales, así como de comparaciones, anécdotas o :fá– bulas para ilustrarlos; los franciscanos contribuyeron grandemen– te a desarrollar este género de literatura, distinguiéndose Serva– santo, Nicolás de Byard, el autor anónimo de la Tabula exemplo– rum secundum ordinem alphabeti, el del Speculum laicorum y otros. En el siglo XIV son raros los predicadores que llegan a adqui– rir renombre, si se exceptúa alguno que otro de las regiones del Rhin. Por el contrario, el XV puede considerarse como el siglo de oro de la predicación franciscana. La Italia del renacimiento halló en la elocuencia netamente evangélica, sin dejar de ser culta, de los oradores observantes un contrapeso decisivo a la corriente paganizante que descendía de las altas esferas sociales. Como San Francisco en la aurora de las libertades ciudadanas, supieron estos santos, populares y aristó– cratas a un tiempo, identificarse con aquella sociedad desbordante de las repúblicas italianas, engreídas con su apogeo, y obligarle a mantener el sentido cristiano de la vida. Ciudades enteras que– daban transformadas a la voz de uno solo de aquellos mensajeros de la justicia o de la misericordia. El padre y maestro de este nuevo género de predicación es San Bernardino de Sena ( t 1444), que tuvo el mérito de haber lanzado la Observancia fuera de sus eremitorios para distribuir al pueblo cristiano los tesoros de vida concentrados en la ora-