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CAPITULO 11 APELACION A LA PROVINCIA DE NAVARRA, CANTABRIA, ARAGON (NCA) Al inaugurarse el puente de Chorlabí se dio cuenta el obispo de !barra, César Antonio Mosquera, de la ruta que debía seguirse para que misioneros no ecuatolianos tuvieran franca la entrada. Y en sendas cartas al Rvmo. P. Vigilia de Valstagna, ministro general de los capu– chinos, y al P. Doroteo de Pupiales, comisario provincial de Ecuador– Colombia, explicó su estrategia. Pondera en su misiva al padre general las hondas raíces que habían dejado en el alma ecuatoriana los plimeros capuchinos ; "y la admiración y gratitud por los Capuchinos ha crecido en mi diócesis a medida que se prolongaba su ausencia. Por fin la noticia del retomo de los Capuchinos a la Diócesis de !barra despertó general entusiasmo e indecible alegría. Y hoy los fieles se regocijan de tenerlos en medio de ellos como sus consejeros y guías espirituales". Pero son pocos. Bien agradecería un refuerzo de otros capuchinos, aunque no sean ecuatorianos, sino de los que misionan en Caquetá. El se com– promete a franquearles la entrada por el portillo de Maliano Acosta, que puede considerarse región oriental, a la que todo extranjero tiene libre acceso (1). El día 7 de junio de 1938 sucede el P. Donato de Welle al P. Vigilia de Valstagna en el generalato de la Orden. Y el obispo Mosquera, con la seguridad de que el cambio de superiores no significa mudanza en la tradición misionera, vuelve a insistir en su solicitud, que juzga irá más arropada si el P. Pascual de Pamplona, que por dos veces había estado en !barra como visitador general, interponía su valimento. Responde el muy reverendo fray Pascual que "desde su infancia" sintió especial afecto por el Ecuador, como alumno que fuera del Padre Joaquín de Llevaneras. En lo que se descubre una diplomacia de cogulla ; 95
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