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4) interesar a los habitantes de la región para tramontar la cordillera oriental lo antes posible, haciéndoles ver la riqueza de aquella zona y los sagrados intereses de la patria, que se deben tutelar con la posesión que se tomará en sistema de colonias. Trabajo inmediato: llevar a cabo exploraciones del oriente, bien organizadas, para facilitar el paso a la planicie, por el curso de los ríos que corren al Cofanes y al Condué hasta el Aguarico y el Coca. Objetivo final: fundar una colonia a la otra parte de la cordillera, por la parte más asequible desde Mariano Acosta y desde !barra; y establecer sucesivas colonias entre el Aguarico y el Coca, a fin de prestar auxilio material y moral a los colonos ecuatorianos que defienden el San Miguel y el Napo, de acuerdo con el gobierno de la nación y con los otros misioneros allí destacados. Peticiones: que autorice el gobierno la entrada de m1S1oneros extranjeros, a fin de poder realizar dichas incursiones en el oriente, "pues los ecuatorianos somos muy pocos"; y que puedan ejercer, como los nativos, su ministerio político, social y apostólico en la región de Mariano Acosta con sus aledaños. Debe aut01izarse asimismo el establecimiento de religiosas misio– neras en Mariano Acosta, para dirigir el taller de labores y atender el botiquín (24). La súplica precedente, escoltada por va1ias otras diligencias, ob– tuvo el resultado feliz y satisfactorio que el obispo Mosquera notificaba al P. Clemente de Tulcán, encargado de la cuasi parroquia de Mariano Acosta: las gestiones con el supremo gobierno habían fructificado en alcanzar "la autorización para el ingreso en esta nuestra Diócesis de los beneméritos Padres Capuchinos y abnegadas Religiosas Franciscanas, que vienen a regar el suelo ecuatoriano con sus sudores y a derramar en ei campo espiritual de las almas la semilla evangélica". "Como los Padres Capuchinos y las Madres Franciscanas, repre– sentadas por el M. Rvdo. P. Bernardino de San Isidro, Superior de Ibarra, tienen por objeto obtener la autorización canónica para el esta– blecimiento de un centro misional que beneficie tanto a esa parroquia de MARIANO ACOSTA como a los caseríos circunvecinos y la zona oriental que da sus vertientes al Cofanes", encarece su ilustrísima al P. Clemente de Tulcán que dé a entender a aquellos sus moradores este beneficio inestimable de Dios Nuestro Señor. Y que espera de ellos cooperen en la construcción de la casa que ha de servir de vivienda a las religiosas franciscanas y en la de la iglesia parroquial. Los misioneros capuchinos entre tanto habrán de desalojar la casa cural (no parece haya 90
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