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un tiempo en Pifo; Ramón Echegaray se preocupa del de IbruTa; y Néstor Zubeldía del que ha logrado suscitar en el Rohde. Suman en total 55 adolescentes, de la más variada procedencia, y que se designan como grupo TAU. Angel Legarrea, Ramón Echegaray y J. A. Recalde han organizado convivencias y algún campamento. Se hace especial mención del que se tuvo en Peguche, no lejos de Otavalo, a menos de un kilómetro del núcleo de población india, los días 16 a 18 de mayo de 1980. Pondera Echegaray los saludables efectos de un camprunento bien llevado. No menos de 8 reuniones les había exigido la preparación. Acudieron 40 de los habituales, que dedujeron como su mejor experien– cia de aquellos días: la reflexión, la oración , la naturaleza libre y el compañerismo (59). No se fomenta el proselitismo, sino despertar la conciencia cristiana y la simpatía hacia las fraternidades. Unos siete se han presentado espontáneamente. Se procurará visitar y dialogar con sus familias. Se continúan las reuniones de grupos juveniles, retiros, conviven– cias bíblicas y litúrgicas. En Ibarra, J. A. Recalde cuida de cuatro aspirantes colegiales (uno de quinto, dos de cuarto y uno de segundo), en régimen de internado , aunque no conviven con la fraternidad, salvo algún acto común. Vacaciones y visitas a sus casas, de modo que no se desliguen de la familia; a su cargo, si los recursos alcanzan, el atuendo exterior e interior y el costo de los estudios. Se lava cada uno su ropa y todos cuidan del aseo y limpieza de la casa. Propone Rodolfo Erburu que cada novic10 pase unos 20 días, como uno de los profesos, en alguna de las fraternidades, para vivir anticipadamente realidades de futuro. Se acuerda que Pifo, en donde habían vestido el hábito, el 27 de abril de 1980, los candidatos Job (no Jofre) Muñoz, Luis Carrillo y Marino Cañar, continúe como casa de formación. Y se encomienda al maestro de novicios la formulación de normas orientadoras para la etapa inmediatamente posterior al tiempo de noviciado. 587