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COMENTARIO El dietario precedente, trazado con pinceladas fugaces, es una leve silueta de la custodia capuchina de Ecuador en sus años primeros, aun– que se haya dado preferencia en el detalle a la fraternidad de Ibarra: relación normal y como espontánea con el pueblo, por el ministerio, la limosna, las mingas, las horas radiadas, las romerías, las bandas y los coros de música; inestabilidad del seminario seráfico, que de Tulcán se traslada a la capital de lmbabura; suplemento estructural de la casa de Ibarra, con el fin de ampliar su capacidad de acogida para la fraternidad de profesos, colegio y presumiblemente noviciado; fundaciones en Playas, Santa Ana de Guayaquil, Pifo y Portoviejo. Y, como corona de aspiraciones cumplidas, la ansiada visita del padre provincial de Navarra Cantabria Aragón (NCA). Manuel de Beizama, superior de Pifo, parece alarmado por el ímpetu expansivo de la custodia. "Es necesario pru:ar la marcha y volver los ojos a la organización de la vida religiosa y capuchina -escribe al provincial Ricardo de Liza.so-. "Gozamos de gran prestigio en todos los sentidos. Pero quizá se ha ido con demasiada celeridad, sobre todo respecto de las obras de construcción... que habrá que continuar por otros dos años, quizá... No hay relajación ni cosa parecida y se ve el anhelo general de todos por vivir más capuchina.mente". Por eso le invita, adhiriéndose a la voluntad del custodio Santos de Egüés, a que apresure su visita, que "ha de hacernos un bien inmenso" (1). Desde lbarra, el director del colegio, J. Miguel de Arraiz, anclado en la misma ribera, insiste sobre los mismos problemas: "La Custodia ha adelantado mucho materialmente, pero espiritualmente necesita una reorganización. Ha habido tanta actividad, que ha absorbido demasiado y éste es el momento de mirar por este punto, ya que ahora no estan10s como cuando llegamos, que todo eran tugurios y no teníamos dónde vivir. En realidad, sólo existían los conventos de Tulcán e Ibarra, en ruinas los dos" (2). Y Marceliano de Liza.so se felicita por haber conseguido al1on·ru.· 8.000 sucres, que ha entregado al padre custodio, para sufragar el viaje de su paisano (3). El provincial, Ricardo de Liza.so, que aun antes de ser promovido a la prelatura, conocía los problemas y estaba informado del interés de los frailes ecuatorianos por dialogar con el superior mayor de la pro– vincia de NCA, se despedía de San Antonio de Pamplona el día 13 rle marzo de 1955, montaba con el secretario Francisco de Arizcun cuatro días más tarde en un cuatrimotor de la compañía holandesa KLM y el 25 aterrizaba en el "Mariscal Sucre" de Quito. Al día siguiente comien– za por visitru.· algunos campos de acción de sus religiosos. Cierra su actuación como visitador, el 26 de mayo , en Quito , al cabo de tres días (24, 25 y 26) de reunión plenaria de los superiores de 168
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