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los torrentes Alambí y Chirapi, afluentes del Gauillabamba); lluvias torrenciales, humedad tropical, peligrosos derrumbes, reptiles; y por el abandono religioso de sus moradores que parece no han visto sacerdote desde el dominio espaüol. Agricultores rudimentarios; ni agua corriente ni luz eléctrica, ni más puchero que algunas papas, frijoles y choclo, sin más condimento que la miseria tradicional, hecha costra. Tampoco había médico ni albéitar. Enfermedades parasitarias, tuberculosis y tosferina, azote derivado de la falta de higiene y de proteínas, Viscarret, sin más guía que el prospecto, va aplicando las medicinas que le llegan de Espaüa, con resultados asombrosos. Ni los inyectables le han jugado malas partidas. Se extiende su jurisdicción pastoral desde Dos Puentes, en la carretera de Nanegalito aguas aniba del Guaycapí hasta su nacedero y aguas abajo hasta su confluencia con el Alambí. ¿Extensión? Por el momento inconmensurable. "Los domingos son matantes: dos o tres sermones, dos horas de ida y otras dos de vuelta, a caballo, catecismo a los niños, asambleas populares, con problemas locales, en los que inexcusablemente tiene que intervenir el párroco, por ser la persona más significada. Y entre domingo y domingo, en las épocas no lluviosas, misiones por los recintos" (40). Inicia su campaüa navideña por Santa Elena, día 21 de diciembre, a hora y media de cabalgada; el 22, a Nueva Granada, tres horas y media; día 24, misa de gallo en Nanegal Chico y regreso, en noche cerrada, a Gualea, guiado durante tres horas y media por el instinto del caballo; en Gualea, misas de 7 y de 10,30, el día 25; a continuación, reuniones con sus feligreses, que hacen de su pá1Toco el árbitro, amiga– ble componedor, abogado y consuelo de los tristes; día 28 a Pacto, hora y media de cabalgar; día 29, de nuevo a Santa Elena; 30 de diciembre y lo. de enero, en Gualea y Pacto; día 5 a Nanegal Grande o Chonta– pamba, 6 horas a caballo. Durante la misa hace de preste, de cantor, de sacristán y de acordeonista; cierra las procesiones vestido de alba y estola (no le llega para capa pluvial y en algunas capillas ni para casulla) y colgada al cuelo la acordeón, afiligranada de esparndrapo y de cinta aislante en cura de urgencia. "Damos la vuelta a la plaza, entramos en la iglesia y entonamos el canto final, que siempre es el mismo". En la iglesia de Gualea, la principal, no había vinajeras, ni cortinillas ni floreros; el altar se venía abajo y al sagrario faltaba la portezuela. Desayuno, en las festividades y domingos, frecuentemente no antes de las dos de la tarde. Eran tiempos del "ayuno eucarístico", que prohibía hasta un sorbo de agua desde las doce de la noche antecedente 143
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