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Por el momento había dos residencias espaciosas en que poder recalar (lo que no significa que fueran ni cómodas ni acogedoras: las de Ibarra y Tulcán, con espléndidos jardines anejos; del huerto de !barra se había desgajado el lote llamado Edén por acuerdo comisaria! de 24 de junio de 1942, que autorizó su venta. Tulcán estaba gravado por convenios con el obispo Mosquera, que al Padre Ruperto se antojan onerosos. Se había cedido, en virtud de dicho contrato, a los He1manos de las Escuelas Cristianas parte del convento, por cinco años, como albergue y centro educacional gratuitos de la escuela católica "Ordóñez Crespo"; item más, se había renunciado en su favor a los fondos de la sindicatura y se había comprometido la comunidad capuchina a entregar cien sucres mensuales para su funcionamiento. La cuestación durante la misa mayor de fiestas y domingos deberá pasar íntegra a la curia diocesana. Y los padres se harán cargo de las capellanías del colegio de las Betlemitas, de la de la escuela de los Hermanos Cristianos y de la del hospital; por todo lo cual percibirán las rentas actualmente asignadas a dichos servicios. El señor obispo les confiaba por diez años la nueva parroquia de "San Francisco de Tulcán", de la que se considera parte integrante el recinto Maldonado, perdido en la selva a dos o tres días de cabalgadura, y adonde tendrá que acudir los capuchinos por lo menos tres veces al año. "El comisariato designará por el momento al menos cinco sacer– dotes para el convento de !barra y cuatro para el de Tulcán". Firman el precedente acuerdo Mons. César Antonio Mosquera, obispo de !barra; y, por el comisariato, la terna P. Matías de Ibarra, Esteban de Pasto y Gabriel de !barra, como superiores mayores, "para asegurar completa– mente los derechos del convento de Tulcán" (5). Ningún contrato halagüeño; pero "las condiciones políticas del Ecuador -comenta el P. Ruperto- eran adversas a la entrada de los Capuchinos en esa República, de donde habían sido expulsados; y los Padres Ecuatorianos, en el afán de entrar en su país, hubieran vendido su primogenitura por un plato de lentejas... Todos quizá hubiéramos hecho lo mismo (6). Al cabo de un año de bogar receloso y rudo, los nuevos pilotos no aciertan a sujetar el timón. En largo info1me, remitido a la cmia general capuchina, deducen estas conclusiones: 1) "SE ACABAN LOS RELIGIOSOS, SE CAEN LAS CASAS, SE MUEREN LAS OBRAS, EL DERRUMBE ES TOTAL... Y FATAL". 2) Es imprescindible, si quiere salvarse este comisariato, la incorpora– ción de 12 sacerdotes religiosos españoles (7). 113
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