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la idiosincrasia de los religiosos americanos y sé que mientras ellos sean los jefes del Comisruiato, no podríamos tener paz con ellos y acabru·ía– mos por una ruptura manifiesta". Propone en consecuencia su defini– torio de NCA que el comisariato quede reducido a la zona suroccidental de Colombia; "y nosotros nos haríamos cargo de las casas del Ecuador, preparando la erección del comisariato del Ecuador". De otro modo, el fracaso será inevitable (24). Aunque no varíe el contenido substancial, matiza el P. Ignacio cuando escribe al P. Cru·melo: "no dar un paso más en este delicado asunto hasta que el Rvmo. P. General provea de manera que podamos enviar nuestra Misión al Ecuador con plena garantía de éxito". Y no hay otra garantía que la que sugiere al padre general: total independen– cia del Ecuador respecto al comisariato de Colombia, para evitar que "las intrigas de los criollos" nos arrastren al fracaso , a que no querrá obligru·nos la Santa Sede. Los padres y herma.nos ecuatorianos habrán de quedar en libertad de incardinación (24). Monseñor César Antonio Mosquera, ilustre prelado de Ibarra, enteramente ajeno a tales t1iqui– ñuela.s, se desata entre tanto en expresiones de gratitud al reverendísimo padre general por haberle colmado sus ilusiones apostólicas y en diti– ran1bos de admiración por la huella que en su diócesis dejaron los antiguos capuchinos. Ha conseguido visado de entra.da . para los padres Ruperto de Arizaleta., Ga.spar de Murchante, Santos de Egües, Narciso de Anuazu, Serafín de Lezáun y para el herma.no Eugenio de Yécora; espera que se han de sentir bien alojados y bien a.tendidos económica– mente en la casa y parroquia de Ca.ra.nqui, ya que el convento de Iba.rra se rese1vó para noviciado (26). A instancias suyas le había remitido S.S . Pío XII, mediante el cardenal secretario de estado, mil dólru·es, "auspiciando los trabajos apostólicos que realizarán en el Ecuador los Misioneros Capuchinos Españoles que deben venir de Barcelona. Pregunta Monseñor al padre Pascual a quién tendrá que entregar el importe, para que puedan realizru· el viaje por Argentina y Perú en razón de mayor seguridad y de menores gastos (27). La maraña espesaba. sus hilos. El P. Pascual, que había rehuído discretamente hacer de medianero, no pudo menos que felicitar al señor obispo "por la feliz acogida que ha tenido su solicitud al Santo Padre" (28). Con el provincial, Ignacio de Pamplona., se muestra más sincero: "Me da pena el buen Sr. Obispo, pues es ajeno completamente a las insidias de los indios. Veremos lo que decide Roma". Aun la solución de doble comisariato propuesta por el definitorio de NCA "tendría inconvenientes serios en su aplicación" (subr. orig.). Opina el señor 103
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