BCCCAP000000000000000000000207

(ahora no sería conveniente) vendrá la separación, formando primero un Comisariato General, o algo pm:ecido; pues si la situación política no empeora (hay peligro) se podría establecer la escuela seráfica y algunas otras fundaciones que se ofrecen". El obispo de Iba1Ta, Mons. César A. Mosquera, le había sugerido lo de la escuela seráfica, a cuyo funciona– miento aplicm:ía un legado testamentario, según explica en su cm:ta de 24 de mayo al Padre general. "Hoy salgo para Quito -continúa informando al P. Cannelo- y parece que el Sr. Arzobispo nos quiere dm: una pa1Toquia en esa ciudad. "Escriba V. Rma. al que venga de Superior que digan siempre que vienen a ayudar (subr. orig.) a los Padres del Comisariato.. . Esto es muy importante, porque son muy susceptibles" (13). "Urge la venida de los Padres" -advierte el P. Pascual al definidor general Carmelo y al provincial de NCA Ignacio de Pamplona. Porque en agosto hay cambio de presidente, " si es que antes no viene una dictadura militar izquierdista; el Gobierno actual es favorable a la entrada de los Padres". También lo fue el siguiente, presidido por el Dr. Alberto Arroyo del Río (1940-1944), con el Dr. Julio Tovar, tan elogiado por el Padre Clemente de Tulcán (14) como ministro de asuntos exteriores. El acuerdo firmado en !barra por el señor obispo Mosquera, por el comisario Briceño y por el visitador Pascual de Pamplona "pareció pasable en Roma", esto es, "nuestro Definitorio General --según explica el P. Cannelo al P. Ignacio de P.- lo dejó pasar, aunque no puede tener validez, pues el derecho de constituir Provincias y Comisariatos, des– membrarlos, etc., etc. pertenece al Definito1io General, de acuerdo con la Santa Sede" (¿Qué nueva provincia ni comisariato se constituyó ni se desmembró en !barra?). "Las bases del acuerdo -continúa el Padre Cannelo- no impedirán el que los nuestros se extiendan en el Ecuador si les conviene; lo que importa es que el nuevo Superior se gane la voluntad del Sr. Obispo; y los que van sean muy trabajadores y den muy buen ejemplo" (15). Dos cosas dejaron intranquilo al P. Ignacio: que no se hubiera declarado expresamente que cuantos religiosos residieran en !barra, incluso el P. Bernardino, dependían directamente del superior local que nombrase el padre general; y las sinuosidades del P. Briceño, al que deberá inculcarse "la necesidad de proceder con lealtad". Los destina– dos al Ecuador estaban animados "de muy buen espÍlitu y dispuestos a trabajar de veras". Eran, además del P. Ruperto, los Padres Gaspar de Murchante y Santos de Egües ("uno de los mejores Padres jóvenes, de 99

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz