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96 LOS IDEALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS jamás habéis visto." Y se burlaron de él. Mas él no lo dijo eso de sí mismo, sino inspirado por Dios; pues aquella esposa más noble y rica y hermosa que todas las demás era la verdadera religión, que estaba adornada con la pobreza y con la cual se desposó Francisco ( 5 ). Desde aquella hora "comenzó a retirarse cada vez más de la vanidad del mundo y a ocultar a los ojos de los necios el tesoro que estaba empeñado en adquirirse a costa de todos los bienes terrenos. Si hasta ahora había sido un bienhechor de los pobres, de aquí en adelante los llevó encerrados en su corazón. Siempre que en la calle se encontraba con un mendigo, le daba dinero; pero si casualmente no tenía dinero, le daba lo que llevaba puesto en la cabeza o su calzado, por no des– pedir al pobre sin nada. Y si no tenía ni eso, iba disimuladamente a un lugar retirado, se quitaba la camisa y se la enviaba al pobre para que la recibiera por amor de Dios. Solía también comprar objetos de iglesia y enviarlos a ocultas a los sacerdotes pobres. Cuando estando el padre ausente, comía solo con su madre en casa, ponía cubiertos en toda la mesa y preguntado por qué ponía tanto pan contestaba que lo hacía para darlo de limosna a los pobres, pues había prometido dársela a todo el que se la pidiera por amor de Dios. "Todo su anhelo era ver y oír a los pobres para darles limosna. Transformado por la gracia divina deseaba, aunque todavía era seglar, vivir en alguna ciudad, donde siendo desconocido pudiera cambiar su traje con los vestidos de un pobre y por vía de prueba andar pidiendo limosna por amor de Dios. "Cuando algo más tarde, con ocasión de una peregrinación a Roma, encontró a muchos mendigos delante de una iglesia, sin ser notado tomó prestados los vestidos de uno de ellos, los cambió con su pre– cioso traje y comenzó con los demás pobres a pedir limosna en fran– cés, puesto en las gradas de la iglesia. Después se quitó aquellos mise– rables andrajos, tomó su vestido, volvió a Asís y rogó con instancia al Señor que le mostrara los caminos de la pobreza. Por lo demás, a nadie reveló su secreto, a no ser alguna vez al Obispo de Asís; pues en aquel tiempo nadie profesaba la verdadera pobreza, la cual él deseaba sobre todas las cosas, resuelto a vivir y morir con ella" ( 6 ). ( 5 ) "Quid cogitasti, quod non venisti post nos? Forsitan uxorem accipere cogitasti? Quibus ille viva voce respondit: Verum dixistis, quia nobiliorem et ditiorem et pulchriorem sponsam, quam nunquam vidistis, accipere cogitavi. Et deridebant eum. Ipse vero dixit hoc non a se, sed inspiratus a Deo; nam ipsa sponsa fuit vera religio, quam suscepit, ceteris nobilior et ditior et pulchrior paupertate." Tres Socii, n. 7. ( 6 ) " ••• Nemini enim suum pandebat secretum, nec ullius in hac parte consilio utebatur, nisi solius Dei, qui viam eius dirigere coeperat, et aliquando episcopi Assisii: quia tune temporis apud nullos erar vera paupertas, quam desiderabat super omnia huius mundi, voleos in ea vivere et mori." Tres Socii, n. 10.
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