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90 LOS IDEALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS Así en Francisco se halla propiamente personificada la sumisión a la Iglesia. Creer, orar, vivir, obrar, pensar y sentir con la Iglesia -sentire cum Ecclesia- es para él un principio tan evidente, como lo era el principio de regirse en todo según el Evangelio. No hay un solo momento ni un solo episodio en la vida de San Francisco ni un solo pasaje en sus biografías más auténticas, que puedan destruir esta armo– nía entre el Poverello y la Iglesia ( 61 ). En ningún otro fundador de Orden religiosa antes de él aparece expresado el sentido eclesiástico con tanta frecuencia, tan generalmente y de una manera tan conmo– vedora, como en el Patriarca de Asís, aunque todos ellos estaban ciertamente animados de sentimientos bien eclesiásticos. El preboste premonstratense Burcardo de Ursperg (t 1230), que vió trabajar a él y a sus Frailes, pone de relieve especialmente esa señal caracterís– tica: "Los Frailes Menores son en todo obedientes a la Sede Apostó– lica" ( 62 ). La Iglesia misma ha reconocido a Francisco, en el oficio (61) Como es sabido, RENAN (Franfais d'Assise, en las "Nouvelles études d'histoire religieuse", París, 1884, 243 ss.); KARL voN HASE (Franz van Assisi, Leipzig, 1892, 4); HENRY THODE (Franz van Assisi und die Anfiinge der Kunst der Renaissance in ltalien, Berlín, 1885, 522, 525 ss.); PAuL SABATIER ( Vie de St. Franfais, IX, s., XXV ss., 116, 288 s., 320 ss., 385 ss., y en diversos pasajes de su edición del Speculwn perfectianis), y Vu:sTIMIL KYBAL (Die Ordens– regeln des hl. Franz van Assisi, Leipzig, 1915, 88-92, 104-106, 153 s.; Über das Tesurment des hl. Franz van Assisi, en "Mitteilungen des lnstituts für Oesterrei– chiséhe Geschichtsforschung", XXXVI, 1915, 312-340) han pretendido presentar a Francisco como adversario de la Iglesia y a la Iglesia como adversaria del ideal franciscano. Dicen que Francisco en un principio y por naturaleza fué un individualista y tenía la misión de ser un verdadero precursor de Lutero; que por largo tiempo sacudió con brío las cadenas que le imponía la Iglesia romana; pero que poco a poco, cansado de una lucha sin esperanza de éxito, se dejó vencer de la poderosa diplomacia de la Iglesia y apartar por completo de su ideal primitivo. A estas novelescas afirmaciones oponemos sencillamente la realidad objetiva de los hechos, tal como aparece en las relaciones entre Francisco y la Iglesia. No queremos enredarnos en una polémica con esos investigadores, que por otra parte han sido cumplidamente refutados por los historiadores no católicos WALTER GoETZ (Die ursprünglicben Idea/e des hl. Franziskus van Assisi. Histariscbe Vierteljahrsschrift, VI, 1903, 19-50; Die Que– llen zur Geschichte des hl. Franz van Assisi, Gotha, 1904), y HEINRICH TILE– MANN (Studien zur lndividualitiit des Franziskus van Assisi, Leipzig, 1914, 141-167, 202-210). Apoyándose en las fuentes históricas Goetz y Tilemann demuestran que Francisco estuvo siempre Íntimamente unido a la Iglesia y lleno de veneración para con ella; que la Iglesia por su parte nunca y en modo alguno violentó o torció en lo más mínimo los ideales del Santo; que antes bien sus primitivos ideales y opiniones nunca variaron, sino que permanecieron los mismos hasta el fin de su vida. Las insignificantes tachaduras, que Fran– cisco tuvo que permitir en sus ideales primitivos, deben atribuirse a la nece– sidad de armonizar el ideal con la realidad. (62) "Minores fratres ... apostolicae sedi in omnibus obedientes." BuRCHARDI
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